Este domingo, se habían contabilizado ya 21 personas fallecidas a causa de la ola de frío ártico que se ha abatido sobre el país norteamericano, que el jueves rompió al menos 40 récords de bajas temperaturas, sembrando el temor a las muertes de gente desamparada por hipotermia.

En Chicago, una de las ciudades más azotadas por el frío, las autoridades comenzaron a adoptar medidas de emergencia después de que el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés) alertaran a la población de la posibilidad de sufrir congelación en menos de 10 minutos.

Se estima que en el área urbana de Chicago viven unas 80 000 personas sin hogar, aunque la cifra real podría ser muy superior, dadas las variaciones entre unos cálculos y otros.

Autoridades municipales de Chicago, Detroit y Cleveland han tratado de localizar a personas sin hogar y darles refugio, pero muchos sintechos no encuentran atractiva la idea de hacerse estabular en recintos caritativos.

El medio estadounidense Bustle citaba esta semana a un vagabundo, de nombre Thomas Neeley, que explicaba: “Muchos de nosotros no van a los refugios por las chinches; no vamos por la gente que te roba; no vamos porque en el refugio ni siquiera se puede realmente dormir. Pero tengo los pies fríos y no tengo más ropa que la que llevo puesta”.

La gran ola de frío que ha azotado el Medio Oeste estadounidense ha sido causada por el vórtice polar, una inmensa masa de aire gélido que generalmente se mueve en torno al Círculo Polar Ártico.

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