¿Por qué se marchan Uber y Cabify de Barcelona?

  01 Febrero 2019    Leído: 939
  ¿Por qué se marchan Uber y Cabify de Barcelona?

La marcha de los dos gigantes del trasporte urbano con conductor puede suponer la pérdida de alrededor de 3.500 empleos.

Uber y Cabify han anunciado este jueves que a partir del 1 de febrero dejarán de prestar sus servicios en Barcelona. Estas son algunas de las claves detrás de esta decisión:

¿Cuándo han tomado la decisión?
La decisión se ha conocido este mismo jueves y el anuncio se ha producido tan solo con un día de antelación, pues tienen previsto dejar de operar en Barcelona este mismo viernes.

Uber lo ha comunicado a través de las redes con un texto titulado 'Hasta luego, Barcelona' y Cabify ha hecho público un comunicado pocas horas después, aunque todavía no había informado a sus usuarios.

¿Por qué?
El argumento que esgrimen ambas compañías es que con la nueva regulación del sector que acaba de aprobar la Generalitat de Cataluña se hace inviable operar en esta región española.

¿Se esperaba?
Lo cierto es que sí se esperaba. Desde que se conociera la propuesta que el Gobierno catalán ofrecía a los taxistas en las negociaciones hace algunos días, las amenazas se han sucedido. 

Unauto, la patronal de las empresas VTC —vehículos de trasporte con conductor— avisó el día 22, tras reunirse con el consejero de Territorio catalán, Damià Calvet, que "la Generalitat ha decidido ceder al chantaje de los taxis" y que se veían en la obligación "de comunicar que los VTC deberán abandonar la ciudad".

Más contundente fue este mismo lunes Fernando Gatel, presidente de Vector Ronda —principal flota que trabaja con Cabify—, que advertía de que ya había iniciado los trámites para poner en marcha un expediente de regulación de empleo (ERE), un mecanismo para el despido masivo, de 1.000 conductores.

¿Qué cambia con la nueva regulación?
El cambio más significativo que aporta la nueva regulación es el establecimiento por parte de la Generalitat de Cataluña de una precontratación de 15 minutos, es decir, que entre que el cliente contrate el servicio y las empresas lo presten debe pasar como mínimo ese lapso de tiempo.

Además, la nueva normativa habilita al Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y a los Ayuntamientos de la región a ampliar el periodo de precontratación hasta una hora. La AMB ya se ha comprometido a esa ampliación.

¿Cómo afecta a sus trabajadores?
Se calcula que ahora mismo el sector de la VTC tiene alrededor de 3.500 trabajadores en Cataluña, la inmensa mayoría concentrados en Barcelona. La desaparición de Uber y Cabify de la capital catalana supone para casi todos ellos la pérdida del empleo.

Lo cierto es que hay muchísima polémica en torno a las condiciones de trabajo de los conductores de estas empresas. En el caso en el que estén realizando sus funciones como autónomos, la empresa puede prescindir de ellos sin preaviso y sin ningún tipo de contraprestación económica. Aquellos que estén contratados sí deberán recibir un finiquito y, en los casos en que cumplan los requisitos, tendrán derecho a cobrar un subsidio por desempleo.

¿Desaparecerán los VTC de Barcelona?
Desaparecerán la mayor parte de ellos y la imagen de coches negros recogiendo a personas en cualquier rincón del centro de Barcelona dejará de ser habitual.

Pero lo cierto es que siguen estando habilitados para trabajar en la ciudad y lo pueden seguir haciendo cumpliendo la normativa vigente. Por ejemplo, si alguien va a necesitar sus servicios al salir de un evento, puede contratarlo con la antelación suficiente para que le recoja en el lugar y hora indicados.

Pero si lo que se requiere es un servicio inmediato, tendrá que recurrir a coger un taxi, cuyas tarifas están controladas por la Administración y no sufrirán subidas en caso de alta demanda, aunque tampoco rebajas en otros momentos.

¿Puede pasar lo mismo en Madrid?
No parece probable que la capital española contemple el mismo escenario que Barcelona. El Gobierno de la Comunidad de Madrid, en manos del político del Partido Popular Ángel Garrido, ya ha manifestado en numerosas ocasiones que no piensa legislar de una manera similar al modelo catalán.

Madrid se enfrenta al mismo conflicto entre taxis y VTC y las reivindicaciones han sido gemelas hasta la fecha. La precontratación es, aquí también, el caballo de batalla, pero Garrido ya ha dejado claro a los taxistas que esa posibilidad no está sobre la mesa.


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