“Nuestra intención es establecer zonas seguras a las que puedan retornar los cuatro millones de sirios que están en nuestro país”, dijo el lunes el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Erdogan aclaró que, en esas áreas, estarán excluidos “los terroristas”, en referencia a las milicias kurdo-sirias Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) ligadas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), ambas consideradas organizaciones terroristas por las autoridades turcas.

El anuncio de Erdogan contraviene a sus declaraciones de hace una semana en respuesta a una propuesta del mandatario estadounidense, Donald Trump, según las cuales, “nunca permitiría” la creación de una zona segura en el norte de Siria que convierta el lugar en una “ciénaga” para los terroristas.

El mandatario turco también informó que Ankara mantiene “consultas positivas” con Washington y Moscú para “reforzar” la seguridad nacional y “garantizar” la integridad territorial de Siria.

Aseguró que ya casi no quedan elementos del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en Siria; sin embargo, lamentó que ciertos “países occidentales” optasen por armar a “organizaciones terroristas” como las YPG, a las que acusó de haber sellado “un sucio acuerdo” y de mantener una “cooperación secreta” con Daesh.

Sin embargo, ha prometido que Turquía pronto “limpiará” Siria de los remanentes de la banda takfirí EIIL. 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó que más de cinco millones de refugiados sirios todavía viven en países vecinos, como Turquía, El Líbano, Jordania, Egipto e Irak, y estima que unos 250 000 sirios volverán a sus hogares en 2019.

Tras las victorias de las fuerzas sirias y sus aliados en liberar ciudades, pueblos y aldeas ocupados por los terroristas, los refugiados sirios residentes en los países extranjeros han comenzado a volver a su patria.

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