"Existe una cultura del maltrato, del abuso, del desprestigio y la agresión. (…) Debemos aprender a recibir y a hospedar a los que dejaron o perdieron su tierra, sus raíces y su trabajo. Queremos ser la Iglesia que propicie una cultura que sepa acoger, proteger, promover e integrar, que no estigmatice y generalice en la más absurda condena a todo inmigrante como portador del mal social", dijo el Papa ante 250.000 jóvenes durante la Jornada Mundial de la Juventud, que se realizó en Panamá.
Según sus palabras, las personas se han acostumbrado a desviar la mirada para no ver los actos violentos que ocurren en el mundo debido a que "la sociedad perdió la capacidad de llorar y de conmoverse ante el dolor".
"Es más fácil ser amigos de la gloria, es más fácil estar cerca del que es popular y ganador. Qué fácil es caer en la cultura del bullying, del acoso, de la intimidación con el débil. (…) Así se prolongan las mujeres maltratadas y los rostros tristes de los jóvenes que ven arrebatadas sus esperanzas de futuro por falta de oportunidades (…) así se prolonga en los pueblos originarios, a quienes se los despoja de sus tierras, de sus raíces y de su cultura, silenciando su sabiduría", agregó.
El Papa habló para 250.000 jóvenes y mantuvo una reunión con 150 menores privados de libertad con el objetivo de brindarles un discurso esperanzador y pedirle a sus seguidores que fueran conciliadores ante reclusos o pecadores.
El discurso del máximo líder de la Iglesia ocurre en un momento clave, ya que durante los últimos meses miles de migrantes centroamericanos han huido de la pobreza y violencia que existe en sus países para llegar a la frontera norte de México con EEUU.
Sin embargo, la gran mayoría de ellos han quedado varados en la frontera norte de México por la política que está impulsando EEUU.
Sputnik
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