Así se lo hizo saber el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a su homólogo estadounidense, Donald Trump, en una llamada telefónica, de la cual informó el domingo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, en un comunicado.

De acuerdo con la vocera, ambos mandatarios acordaron acelerar las consultas sobre el establecimiento de una “zona segura” en la ciudad siria de Manbij, en la provincia de Alepo (norte), y coincidieron en buscar una salida negociada a la situación en el noreste de Siria que responda a las expectativas de seguridad de Washington y Ankara.

El gobernante turco manifestó la disposición de Ankara de tomar medidas urgentes para garantizar la seguridad en Manbij e impedir que las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), vinculadas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), también considerado terrorista por Ankara, desestabilicen la zona.

Erdogan hizo alusión al ataque perpetrado la semana pasada en Manbij contra la llamada coalición que dirige EE.UU. en Siria, y lo tachó de una “provocación encaminada a influir en la decisión de Trump” sobre el retiro total de las fuerzas estadounidenses del país árabe.

El inquilino de la Casa Blanca, tras proclamar la derrota del EIIL (Daesh, en árabe), anunció el 19 de diciembre su decisión de sacar sus tropas de Siria, donde el Ejército estadounidense lleva a cabo una intervención militar bajo el paraguas de la coalición anti-Daesh desde septiembre de 2014.

Turquía ha reiterado en varias ocasiones que no tolerará la presencia de grupos armados kurdos al otro lado de la frontera y ha amenazado en las últimas semanas con lanzar una ofensiva contra Manbij y otras áreas bajo control de las milicias kurdo-sirias.

Damasco considera ilegítima e ilegal la presencia de fuerzas extranjeras en el territorio sirio. De hecho, el presidente Bashar al-Asad ha asegurado que el fin del conflicto armado en su país llegará cuando cesen las intervenciones extranjeras.

HispanTV.es

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