Yasmin, una joven de 18 años, que logró escapar de manos de Daesh y llegar a un campo de refugiados en Irak, fue víctima de varias violaciones y abusos sexuales por parte de miembros de esta banda terrorista en Siria.

Sin embargo, traumatizada por el temor de ser capturada y violada otra vez por un terrorista, decidió rociarse con gasolina y encender un fósforo para impedir otra desagradable experiencia, ha informado este miércoles la canal ITV.

Lloraba todo el tiempo y, la mayoría de las veces, oía la voz de los miembros del EIIL. Estaba tan asustada que no pude aguantar más y estas son las consecuencias", explica una adolescente izadí.

“Lloraba todo el tiempo y, la mayoría de las veces, oía la voz de los miembros del EIIL. Estaba tan asustada que no pude aguantar más y estas son las consecuencias”, ha confesado la adolescente en su entrevista concedida con la citada canal británica.

El psicólogo Jan Ilhan Kizilhan ha confirmado esta joven, antes de quemarse, tuvo una pesadilla en la que pensaba que un grupo de miembros de Daesh estaba fuera de su tienda, con lo cual “su única idea era: "¿Cómo puedo ser fea para que no me violen de nuevo?"

Los terroristas de Daesh persiguen a la minoría izadí y tratan a sus integrantes como “un botín de guerra” porque consideran que “no son creyentes”.

Daesh con miles de integrantes regionales, europeos y norteamericanos, perpetra a diario crímenes de lesa humanidad, tanto en Siria como en Irak, entre ellos ejecuciones sumarias y secuestros masivos.

Según distintos informes, EIIL mantiene secuestradas a unas 5000 mujeres y niñas iraquíes, en su mayoría kurdas izadíes, y las usa en sus transacciones, como esclavas sexuales o como escudos humanos.

El pasado año, Nadia Murad Basee Taha, una joven izadí de 21 años de edad y víctima de atrocidades de EIIL, contó ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) cómo fue secuestrada, golpeada, vendida y convertida en esclava sexual durante tres meses.HispanTV.

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