Argentina, inflación y malhumor en la calle

  09 Enero 2019    Leído: 910
Argentina, inflación y malhumor en la calle

Los argentinos comienzan 2019 ahogados por la alta fiscalidad y la mala situación de la moneda, que han dado pie a iniciativas como la creación del sindicato de jubilados.

Comienza un nuevo año en la Argentina, pero la posibilidad de que el mismo aleje los fantasmas que supieron enseñorearse del anterior, luce por ahora bastante improbable. Los vaticinios optimistas del gobierno, se dan de bruces con el malhumor que impera en las calles.

No parece haber un correlato entre las aspiraciones releccionistas del actual presidente con lo que manifiesta el nomenclátor económico por estos días. Se termina el año con una inflación cercana a los cuarenta y siete puntos, un dólar arañando los cuarenta pesos, y un esquema tarifario (regalo de fin de año) que se le hace imposible a la gente enfrentar, con lo que queda de dinero en sus ya menguados bolsillos.


Nada nos gustaría más, que esta apreciación que hacemos estuviera contaminada por el subjetivismo interesado de los partidos de la oposición, pero, lamentablemente, no es así. Se trata, sencillamente, de una pintura desalentadora de la realidad, que tiene también entre sus artífices a economistas de signo neoliberal, a los que de ninguna forma se los puede tildar de aguafiestas, ni perturbadores del orden institucional.

Bajo el estímulo verborrágico de periodistas afines a su política y algunos jueces acomodaticios que más que hablar por sus sentencias, callan por sus escrúpulos, el Gobierno sigue adelante, anulando con su promocionada pelea en contra de la corrupción (del gobierno anterior, por supuesto, y nunca del actual) los efectos del insultante axioma clintoneano, hoy más en boga y terrenal que nunca: ¡Es la economía, estúpido!


El partido Justicialista, entre tanto, yace atomizado y dividido, y sus deseos y pretensiones de unidad, colisionan diariamente con el ego de sus integrantes. Un ego muy cercano al odio, algunas veces, sobre todo cuando se trata de calificar o valorar a Cristina Fernández de Kirchner, la única por estas horas con un caudal de votos capaz de ensombrecer las aspiraciones releccionistas de Mauricio Macri.

Dejó el año 2018, sin embargo, algunas cosas positivas: el ecoverde de unos pañuelos blancos, por ejemplo; el feminismo pidiendo por más derechos; los hombres comprendiendo más que nunca, que el mundo debe ser dual y respetuoso.

Los jubilados también vuelven a ser noticia. Pero esta vez de buena índole. Reponiéndose del brutal ajuste que les significó ver reducido sus emolumentos, han resuelto crear un sindicato, que de alguna forma defienda sus intereses. Un buen principio.

Todo puede construirse sobre la base de la dignidad. Termina el año, y no solo la economía está de luto. También lo está el arte.

Una pluma y un charango han partido de este mundo, dejando a nuestras almas inundadas de dolor. Han muerto Osvaldo Bayer y Jaime Torres. Me gustaría en este momento, más que en ningún otro, no ser ateo, y así poder imaginar que el cielo se ha llenado como nunca de poesía y de música.

lavanguardia


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