Con una alta popularidad en Polonia, así como en otros países, la tragedia ha llevado al primer ministro, Mateusz Morawiecki, a pedir que se reporten los problemas que se detecten en estos centros.
Desde el pasado viernes se han inspeccionado 200 ‘escape rooms’ de los 1.100 que existen a nivel nacional, revelando una serie de fallas de seguridad que necesitaban ser arregladas inmediatamente. Las autoridades ordenaron el cierre de 13 de ellos.
En este tipo de instalaciones, los participantes son encerrados en una habitación o edificio y deben ir resolviendo pistas para encontrar la salida. Los bomberos encontraron los cuerpos de las víctimas después de apagar un incendio al lado de la habitación en la que estaban encerradas. Las autopsias mostraron que las menores, de quince años y que celebraban un cumpleaños, murieron por inhalación de monóxido de carbono. Un joven empleado fue hospitalizado con quemaduras.
Según el jefe de policía local Jaroslaw Szymczyk otras personas habían hecho comentarios negativos en las redes sobre la seguridad de la instalación, pero no se notificó a los agentes. El joven de 28 años que diseñó y gestiona la sala de la tragedia ha sido detenido y será interrogado.
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