Previamente, la agencia Bloomberg informó que Turquía supuestamente ofreció a EEUU que estudie los sistemas antiaéreos S-400 que Rusia debería entregar en un futuro próximo.
"Turquía no está interesada en que la información sobre las características tácticas y técnicas y las capacidades de combate de los S-400, que se convertirán en la base de su sistema nacional de defensa aérea, de alguna manera caiga en manos de EEUU, con quien Ankara tiene relaciones bastante tensas y complicadas", dijo Korótchenko.
Subrayó que se trata de la protección de la soberanía nacional y Turquía partirá de que ningún país, incluidos los socios de la OTAN, puede acceder a los datos sobre los S-400.
Además, el experto considera que en las próximas semanas cabe esperar otros ataques informativos al contrato con Turquía para "tratar de abrir una brecha entre Moscú y Ankara, causar desconfianza mutua y convencer al público de que la implementación del contrato S-400 no beneficia a Rusia, ni a Turquía".
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Más temprano, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que Moscú no tiene razones para dudar del compromiso de Turquía de no transferir a los estadounidenses información confidencial sobre las tecnologías de los S-400.
En diciembre de 2017, Turquía firmó un acuerdo con Rusia para la compra de dos baterías S-400.
El Ministerio de Defensa otomano tiene previsto recibir los sistemas rusos a finales de 2019.
El sistema antiaéreo S-400 Triumf (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
Los misiles interceptores tierra-aire del S-400 tienen un alcance de hasta 400 kilómetros y son el doble de eficaces que sus antecesores.
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