Unos segundos antes de finalizar el combate, Ganzorig, quien llevaba la ventaja por un marcador de 7 a 6, evitó hacer contacto con su rival y decidió celebrar antes de tiempo la victoria alzando sus brazos y burlándose de su contrincante. La actitud del atleta, considerada una falta de respeto, fue penalizada, lo que ajustó el marcador a 7-7. Inmediatamente el equipo mongol cuestionó la polémica decisión del juez; y esta acción, para sorpresa de todos, provocó que el uzbeko recibiera otro punto extra.
En medio del desconsuelo de Ganzorig una vez finalizada la pelea, sus entrenadores no ocultaron su enfado y decidieron quitarse la ropa y arrojarla bruscamente sobre el tapiz. "Fue una protesta. Hubo un problema con el arbitraje (...) Tres millones de personas en Mongolia esperaban esta medalla de bronce y ahora no tenemos medalla", declaró Byambarenchin Bayaraa, uno de los entrenadores involucrados.
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