Los ‘chalecos amarillos’ ponen a prueba las reglas de la zona euro

  17 Diciembre 2018    Leído: 850
Los  ‘chalecos amarillos’  ponen a prueba las reglas de la zona euro

Italia pide que se apliquen a Francia las mismas normas de control del déficit

En la zona euro, el gobierno de una de las grandes economías está ofreciendo miles de millones de euros en recortes de impuestos y aumento del salario mínimo para calmar la ira popular contra años de austeridad. Lo curioso es que esta vez no se trata de los sospechosos habituales, del Gobierno populista de Italia, sino del muy ferviente europeísta Emmanuel Macron. El intento por frenar la espectacular protesta de los chalecos amarillos , llevó al presidente francés a anunciar un paquete de medidas que le va a provocar una agujero de 10.000 millones de euros en el presupuesto disparando su déficit para el próximo año hasta el 3,4%.

Una vez más, llega el momento de comprobar si en la eurozona todos somos iguales o hay unos más iguales que los otros. Al menos, eso dicen en Roma. El derrape presupuestario francés sirvió en bandeja la reacción del Gobierno italiano, que mantiene una batalla abierta con la Comisión Europea que el 21 de noviembre le rechazó sus planes presupuestarios en una decisión que no tiene precedentes.


A partir del anuncio de Macron de que subía 100 euros el salario mínimo, suprimía los impuestos y cotizaciones a las horas extras y eliminaba el alza de las cotizaciones de las pensiones bajas, poco tardó Roma en salir a la palestra. El vicepresidente Matteo Salvini, de la Liga, dijo estar “cansado de que algunos puedan romper las reglas, mientras que a Italia se la pone bajo la lupa por una variación del 0,1%”, y otro vicepresidente, Luigi Di Maio, del movimiento 5 estrellas, afirmó que “si las reglas del déficit son válidas para Italia, espera que también lo serán para Macron”.

Le tocó al comisario de Economía, Pierre Moscovici, dar el primer diagnóstico de urgencia al agujero francés. En su línea de policía bueno, tendente a buscar soluciones flexibles, se mostró indulgente con Francia. “La comparación con Italia es tentadora pero errónea –dijo en una entrevista al periódico francés Le Parisien-. Las situaciones son totalmente diferentes. La Comisión Europea ha estado controlando la deuda italiana durante varias años; nunca lo hemos hecho con Francia”.

A continuación fijó las líneas rojas. Los objetivos de déficit pueden superarse “de forma limitada, temporal, en un caso excepcional. Pero… el sobrepaso del 3% no puede producirse dos años consecutivos, ni tampoco exceder de un 3,5% en un año”.

Los datos preliminares indican que Francia podría estar dentro de estos márgenes. Su déficit llegaría al 3,4% en el 2019 y volvería al redil a partir del 2020. No es que Francia sea precisamente un virtuoso presupuestario. Después de una década arrastrando un déficit superior al límite del 3%, sólo el año pasado consiguió quedar por debajo, para constatar ahora que en el 2018 se disparará hasta el 3,4%

Para los populistas italianos el argumento es fácil. A Italia se la acosa por un déficit del 2,4%, mientras que con Francia se es benevolente aunque llegue al 3,4%. Pero estas son cifras engañosas. Lo que preocupa realmente de Italia es la deuda, situada por encima del 130%, la segunda más elevada de la zona euro, sólo por detrás de Grecia, y que sigue en estas altísimas cotas durante años, sin que se tomen medidas para rebajarla.


También hay otras diferencias muy claras en el discurso. El Gobierno francés no cuestiona las reglas de la eurozona y reafirma su voluntad de mantener una política presupuestaria equilibrada. En cambio, en Roma se parte de un discurso contra las instituciones europeas y el ente denominado “Bruselas”, que puede dar réditos electorales, pero dificulta el entendimiento.

Sin embargo, hay que destacar el giro en la última semana del Gobierno italiano que ha enterrado el hacha verbal y está ofreciendo concesiones. Por ejemplo, pasar de un 2,4% de déficit a un 2,04%. Pasos en la buena dirección, pero aún insuficientes, según la primera reacción de la Comisión Europea.

Este viernes, al final de la cumbre de la UE, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, no dejó de referirse de manera velada a las protestas de los chalecos amarillos en Francia. “Son tiempos febriles e intensos para el Gobierno –declaró a los periodistas–. Estamos respondiendo a necesidades urgentes de los ciudadanos, que también existen en otros países”.

lavanguardia

 


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