Las milicias palestinas respetaron en las últimas horas la tregua a la que se comprometieron el 13 de noviembre y que Israel no aceptó abiertamente pero sí de forma extraoficial, a pesar de la gran división entre los miembros del Gobierno de Benjamín Netanyahu y de las protestas de una parte de la población israelí que vive cerca de Gaza.

En las comunidades del sur de Israel, se paralizó la vida, se cerraron los colegios, se canceló el transporte y la población estuvo 48 horas pendiente de las sirenas, entrando y saliendo de los refugios por el disparo de 460 cohetes por parte de milicias palestinas, de los que el sistema de defensa antiaérea Cúpula de Hierro interceptó un centenar.

En Gaza, la población sufrió 160 bombardeos contra objetivos del grupo palestino islámico Hamás y de la Yihad Islámica.

La espiral de violencia se inició el 11 de noviembre cuando una unidad militar israelí entró en Gaza para llevar a cabo "una operación para recopilar información de inteligencia" en la zona de Jan Yunis y fue descubierta por milicianos de Hamás.

En el tiroteo que se produjo murieron siete palestinos del brazo armado de Hamás y un oficial israelí. La unidad del Ejército israelí logró salir de Gaza gracias a la cobertura que le prestaron varios bombardeos lanzados desde drones (aviones no pilotados).

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