El enorme muro de polvo, de unos 50 metros de altura, más bien propio de películas de ciencia ficción, llegó el 6 de noviembre y dio paso más tarde a una tormenta eléctrica cargada de agua.
Louise Turner, un vecino granjero de la localidad de White Cliffs, ha asegurado a la prensa que la tormenta trajo consigo, además, vientos de hasta 140 kilómetros por hora que causaron estragos en edificios y fincas. Sin embargo, los granjeros han agradecido las precipitaciones que la enorme tormenta de polvo ha dejado caer porque este noviembre se había convertido en el más seco desde 1902 en algunas zonas del sudeste australiano. Ha sido precisamente esta larga sequía la causante de la enorme nube roja.
Etiquetas: