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Este 15 de agosto, durante la fase de clasificación de la prueba de halterofilia masculina en la categoría de hasta 105 kilogramos, el levantador de pesas olímpico David Katoatou bailó tras cada una de sus intervenciones. Sin embargo, el deportista no realizó esos movimientos para demostrar su deportividad, sino con la intención de concienciar al mundo sobre la amenaza a la que se enfrenta su país como consecuencia del cambio climático, informa Reuters.

Este ritual se ha convertido en la seña de identidad de Katoatou quien, desde hace años, muestra sus danzas en cada competición en la que participa, sin importar el resultado que obtenga. Por su puesto, la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río tampoco fue una excepción.

"La mayoría de la gente no conoce dónde está Kiribati. Quiero que todos sepan más sobre nosotros, por eso empleo las pesas y mis bailes, para mostrarnos al mundo", ha manifestado este atleta, quien ha confesado que el año pasado escribíó "una carta abierta" para dar a conocer al mundo "todos los hogares que se han perdido por el aumento del nivel del mar" en su país: "No sé cuántos años más pasará antes de que se hunda".


El espíritu olímpico de Río: Una atleta ayuda a otra tras caer en la pista (fotos)
La República de Kiribati, una nación insular ubicada en la zona central del Pacífico, está amenazada por el cambio climático y sufre la erosión costera no solo en las playas, sino también en las zonas de interior. Kotoatau ha lamentado que "no tenemos los recursos para salvarnos" y ha solicitado a la comunidad internacional que intente ayudar a su país.

La mayor parte de Kiribati se eleva tan solo dos o tres metros sobre el nivel del mar y el nivel del mar sube alrededor de 1,2 centímetros cada año —cerca de cuatro veces más rápido que el promedio mundial— debido al flujo de las corrientes oceánicas. Algunos expertos opinan que en 2100 esa nación desaparecerá bajo las aguas.

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