Por ahora, da igual. Importa que Libranda, una empresa dedicada a la distribución electrónica y al desarrollo tecnológico para editoriales y librerías, ha elaborado su Informe anual del libro digital de 2015, «el más ambicioso» de los que ha elaborado hasta ahora, según sus responsables. El estudio de este año es, además, el primero que tiene difusión pública tras seis años.
¿Origen de la información? El tráfico que Libranda dirige a través de sus redes de distribución. ¿Ámbito? El negocio editorial en España (incluyendo la actividad en todas las lenguas oficiales y extranjeras) y el conjunto de la actividad en lengua española en el mundo. «Hay que hacer un esfuerzo por dar actualidad al libro electrónico, por darle visibilidad. No hay grandes campañas de publicidad ni un afán por hablar del libro electrónico», explican Arantza Larrauri y Gemma Monés, responsables de Libranda.
¿Cuánto se vende?
Primer dato relevante: la venta de libros electrónicos generó en España 30 millones de euros durante 2015, mientras que el volumen del negocio del papel llegó a los 900 millones de euros (están exluidos los libros académicos, técnicos y las autoediciones). La cuota de mercado, por tanto, se queda en el 3%.Después de, al menos, siete años hablando de e-books e e-readers... no parece gran cosa, ¿verdad? «El porcentaje es parecido al que tienen en Francia e Italia, pero mucho más bajo que el que tienen en el Reino Unido (18%) y Estados Unidos (30%), aunque la cifra de en Estados Unidos lleva años estabilizada», explican en Libranda. En España, la facturación digital ha vuelto a crecer después de un parón.En 2009 todos hubiéramos esperado un crecimiento más rápido, pensábamos que el libro de papel sería, en 2016, algo así como el disco compacto. «No hay un solo factor que explique por qué el mercado crece lentamente», explican los autores del informe. Sin embargo, a lo largo de estos años, todos hemos escuchado un argumento imposible de cuantificar y que sostiene que al lector, en realidad, no le gusta el libro electrónico. No le gusta como objeto ni como experiencia, no le gusta a este precio ni le gusta en la formulación contractual habitual.
¿Qué pasa con la piratería?
Aquel camino nos lleva a la piratería: la prueba de que el problema no es el formato está en los estudios de hábitos culturales del Gobierno, que dicen que el 11,8% de los españoles lee en pantallas, preferentemente o en exclusiva, y que el 8,7% lee en los dos formatos. ¿Qué ha pasado aquí entonces? Ha pasado el consumo ilegal de literatura en la red.El estudio de Libranda sugiere que el vacío que va del 3% de cuota de mercado y el 19,9% de preferencia de los lectores podría ser la pista buena para medir el impacto de la piratería. Pero sus responsables tampoco tienen mucho interés por cuantificar el lucro cesante que causan las descargas ilegales.
«Lo que nos interesa», explica «es crear iniciativas destinadas a canalizar esa demanda de libros en formato digital y llevarla a un cauce que sea legal».Y ahí está el problema de la oferta. Según el estudio de Libranda, el 27,5% de las editoriales no quieren poner su catálogo en el escaparate digital. ¿Por qué? Porque consideran que digitalizar es abrir la puerta a la piratería. En Libranda sostienen que ocurre lo contrario: «No poner una oferta legal es lo que lleva a la descarga ilegal.
¿Quién vende libros electrónicos?
Respecto a la oferta: el 59,7% del mercado digital en lengua española se factura en España, se dirige a editoriales españolas. El 14,8%, va a México, el 12,4%, a Estados Unidos... Argentina, la tercera potencia tradicional de la literatura en español, está casi ausente de este mercado. Más delicado es el asunto de los canales de distribución. ¿Dónde hacemos las compras? El 79,7% de las veces, en grandes plataformas de venta en internet como Google o Amazon; el 13,3% de las veces, en las marcas digitales de las cadenas de librerías tradicionales (FNAC, La Casa del Libro, El Corte Inglés...); el 3,4%, a través de librerías independientes; el 2,4%, en plataformas de distribución (clubes de lectura y similares); y el 4,7% de las veces, no compramos sino que sacamos los libros digitales prestados de las bibliotecas.Nos interesa el 3,4% de «las librerías independientes». Muchas veces se ha visto con antipatía el libro electrónico porque se intuye que va a acabar con el «ecosistema del libro», aplastado por Amazon y similares. «En España hemos conseguido que las librerías independientes se impliquen y se unan. También hemos conseguido activar el canal de las bibliotecas. El porcentaje de sus ventas puede parecernos pequeño pero es real. En otros países no ocurre», cuentan en Libranda.
Etiquetas: