“Las delegaciones no tuvieron problemas, los que compraron ingresos no tuvieron problemas. No podemos medir el trabajo por culpa de un u otro acto fuera de los lugares de competición y fuera del momento apropiado”, ha dicho el ministro.
Picciani reforzó además la idea de que los nadadores fueron atracados porque no deberían estar en la calle por la noche: “Ciertamente ningún atleta tuvo problemas en su convivencia, en sus entrenamientos en la vIlla de los atletas”.
Los atletas Gunnar Bentz, Jack Conger, Jimmy Feigen y Ryan Lochte fueron atracados cuando viajaban en un taxi camino a la Villa Olímpica después de dejar una fiesta en la Casa Francia, donde habían celebrado el cumpleaños de un amigo.
El taxi fue abordado por un falso control policial, con los ladrones vestidos como si fueran agentes, según relató Lochte, que vivió este episodio después de ganar la medalla de oro en el relevo 4x200 libre de natación.
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“Sacaron las armas y dijeron a los otros nadadores que se acostaran en el suelo, y eso hicieron. Yo me negué. Pensé ‘no hemos hecho nada malo, no tengo porqué acostarme”, dijo en declaraciones a medios de comunicación estadounidenses.
Esa negativa le costó a Lochte un mal trago, ya que uno de los atracadores le apuntó en la sien con la pistola. El atraco no fue a más, pero todos los atletas perdieron sus objetos personales.
En un principio el Comité Olímpico de Estados Unidos negó las informaciones vertidas por los nadadores y el comité organizador Río 2016 dijo no tener suficientes datos para valorar esa versión, aunque finalmente se ha impuesto el relato de los atletas.
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