Al analizar la política rusa en materia internacional, el autor subraya que "Rusia está dispuesta a reducir significativamente la influencia de EEUU".
"En Ucrania él [Putin] quiere debilitar la confianza hacia Washington como un garante de Europa del Este; en Siria apuesta por demostrar mayor capacidad militar en la guerra contra los yihadistas que la coalición de más de 60 países, dirigidas por Obama; en Turquía, se ha dado a la tarea de provocar discordias entre Ankara y la OTAN", asegura el experto.
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Molinari pone especial atención a la imagen de Occidente en los últimos tiempos, de una región que se derrumba ante las contradicciones en los problemas de migración y terrorismo, que está debilitada económicamente y que no demuestra capacidades suficientes para liderar en un ambiente de movimientos de protestas, algo que quedó demostrado con el Brexit en el Reino Unido.
Según el periodista, Rusia está creando un sistema de relaciones privilegiadas con muchos países, que tienen modelos diferentes a la democracia occidental: desde Bielorrusia hasta Turquía, desde Egipto hasta Irán, pasando por las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central.
Al mismo tiempo, Moscú usa diversos instrumentos, entre ellos "las inversiones energéticas, la presencia militar y una demostración efectiva del `poder blando` (soft power) ruso, como lo demuestra la popularidad de la compañía RT en el mundo árabe", concluye el artículo.
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