Planean su propia muerte
Transcurrida una semana luego de poner los huevos, las madres comienzan a tener una conducta errática. Aparte de abandonar completamente la idea de alimentarse, comienzan a ejercer acciones para autodestruirse.
En esta etapa, se han visto pulpos hembra arrancándose fragmentos de piel, comiéndose las puntas de sus propios tentáculos o limpiándose de manera reiterada hasta producirse heridas. Incluso en cautiverio, se han observado embistiendo los muros del acuario sin parar.
Y justo cuando inicia la eclosión de los huevos, entonces muere la hembra.
Sus hijos ahora huérfanos, sin nada ni nadie que les brinde cuidado, deben sobrevivir por sí mismos. No es extraño que este tipo de molusco sea una especie muy inteligente y con gran capacidad de adaptación. Tampoco es extraño que sea un animal muy solitario.
Algunas teorías
Esta es una especie a la que la comunidad científica ha llamado semélpara. Esto significa que se reproducen una única vez durante su vida. Y en el caso de los pulpos, simplemente mueren después, y no existe ninguna certeza de por qué ocurre esto o cuál es la finalidad. Surgen algunas hipótesis.
Los pulpos suelen ser caníbales, y es probable que esta muerte planeada pueda ser una forma de evitar que la madre se coma a sus crías. Dado que estos animales pueden alcanzar un tamaño significativo, tal vez la autodestrucción de la madre sea un modo de conservar el control de la población. Lo cierto es que aún la ciencia no tiene información precisa.
Extirpación de glándulas ópticas
Tampoco hay datos sólidos sobre cuáles son los procesos psicológicos que llevan a tal degradación. Un grupo de biólogos logró descubrir en 1977 que la conducta autodestructiva se pierde cuando las glándulas ópticas del pulpo (que equivale a la pituitaria en los mamíferos) son sometidas a la extirpación. Cuando se hace esto, los pulpos hembra dejan sus huevos y continúan alimentándose e incluso reproduciéndose de nuevo.
Los expertos estaban convencidos de haber solucionado el tema de la autodestrucción con el aislamiento de la hormona que la provocaba, pero una nueva investigación realizada en la Universidad de Chicago por Z. Yan Wang, demuestra que es mucho más complejo que eso.
A través de mecanismos de secuenciado de genes, el doctor Wang y su equipo apartaron varias señales moleculares que la glándula óptica emitía una vez la hembra terminaba de reproducirse. Los científicos experimentaron con varios pulpos hembra en cautiverio y secuenciaron el ARN (las instrucciones para producir proteinas) tras la extirpación de la glándula en distintos momentos de la gestación. A continuación su descubrimiento:
Durante la fase no reproductiva, cuando las hembras cazan y se alimentan activamente, la glándula produce gran cantidad de neuropéptidos, una molécula neurotransmisora que se ha vinculado a la alimentación en muchos otros animales. Tras la reproducción, la producción de estas sustancias cae de manera dramática.
A medida que los animales comienzan a declinar, se incrementa la actividad en genes que producen unos neurotransmisores llamados catecolaminas. Se trata de unos esteroides que metabolizan factores como el colesterol y la insulina. Solo el hecho de que la glándula intervenga en el metabolismo ya es muy raro, porque hasta ahora se creía que sus fines eran exclusivamente reproductivos.
La razón por la que estos cambios producen esa conducta autodestructiva es algo que todavía se desconoce, pero la nueva investigación, publicada en Journal of Experimental Biology, deja buenas bases para que la descubran otros biólogos.
¿Y los pulpos macho?
Para terminar, otro dato todavía más extraño: el pulpo macho no es que salga tan bien librado de todo esto. Generalmente es devorado por la hembra luego de reproducirse. Si por algún motivo logra salvarse, pocos meses después termina muriendo por sí mismo. La reproducción para los pulpos es significado de muerte.
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