En un momento dado, la misión espacial de Shepard estuvo planeada para marzo de 1961; sin embargo, a finales de enero, el vuelo de prueba de una nave Mercury con el chimpancé Ham a bordo, a pesar de que fue considerado un éxito, no fue lo suficientemente perfecto como para que Wernher von Braun, el genio alemán responsable del diseño de los cohetes americanos, estuviese decidido a acometer un vuelo humano en la siguiente ocasión. Von Braun quería una prueba más antes de confiar a Shepard al espacio. Aquello contrarió profundamente al astronauta ya que juzgaba que el problema técnico causante de la anomalía en el vuelo de Ham estaba identificado y argumentaba que, puesto que la solución era conocida, su vuelo debería ser el próximo. Disgustado, exclamaba que perder la oportunidad de batir a los soviéticos se debería sólo a la "cabezonería alemana".
La NASA respaldó finalmente la decisión de von Braun, pero la prudencia del Consejo Científico del presidente Kennedy fue mucho más lejos. Aterrado ante la posibilidad de que el primer astronauta americano muriese en el espacio, el Consejo recomendó que antes del vuelo de Shepard se realizaran por lo menos otros 12 vuelos con chimpancés. Los chistes en la prensa americana no se hicieron esperar "Shepard, el eslabón perdido entre el hombre y el mono", "La plantación de bananeros en Cabo Cañaveral: el negocio del futuro". La recomendación del Consejo Científico no fue tomada en consideración, pero el debate sobre cómo proceder y el vuelo extra finalmente impidieron que Estados Unidos se adelantara a la Unión Soviética en el hito de enviar al espacio al primer ser humano.
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