En los 1.200 metros cuadrados habilitados para perros en la playa barcelonesa de Llevant, una zona inaugurada el 18 julio tras varias controversias, bañistas y animales siguen disfrutando del calor y del mar.

“Ya era hora que Barcelona tuviese una playa propia para perros, nunca la había tenido y algunos la necesitábamos”, comenta José Grajera, que ha acudido con Francisca López y Coque, un yorkshire terrier de dos años que disfruta de su segundo día en el espacio, con un aforo para 100 mascotas.

“El sitio está muy bien, pero deberían especificar en algún letrero que para entrar en se debe ir por la pasarela y no por la arena, ya que un policía nos ha llamado la atención cuando veníamos por el acceso para perros”, explica López. La prueba piloto finaliza el 25 de septiembre y de momento es un éxito para los amantes de los animales, que piden que el espacio sea más grande, o bien que se abran nuevas playas para animales.

“Es más divertido ver a los perros en la playa que bañarse”, exclama Bárbara Barajas, una publicista de 28 años que toma el sol con su pareja, Pablo Pastor, y dos amigos que han venido de visita a Barcelona. Su perrita Bella, una mezcla entre chihuahua y jack russell, salta entre las toallas después de una sesión de baño

. Barajas ha destacado la atención de los dueños hacia sus perros y la limpieza como los puntos fuertes de la zona, pero si algo tienen en común los asistentes -además de tener como mínimo una mascota- es que el espacio les parece muy pequeño. Irene Tor, de 27 años, es la primera vez que visita la playa con su pareja Héctor y su perra Kora y han quedado contentos a pesar de las dimensiones: “Se agradece tener un espacio con tantas instalaciones adaptadas para los perros y pienso que estaría mejor que fuese mucho más grande o que otras playas incorporasen esta iniciativa”.

Fani Pané, de 55 años, ha pasado un día playero junto a sus dos hermanos y su perro, Queen, también en su primer día en el espacio. Sin embargo, Queen ya se había bañado otras veces en la playa de la Rubina de Roses (Alt Empordà), donde los canes tienen permitido su estancia: “Es adoptado y tenía pánico a la gente, pero estos lugares le han ayudado a relacionarse con las personas y ser más sociable con otros perros”.

Su dueña, de Sabadell, ha agradecido que Barcelona disponga de una zona más cercana pero ha puntualizado algunas mejoras, como que la valla no llega hasta el agua y ello facilita que los perros puedan salir fuera del área permitida. “Pese a todo, es mejor de lo que pensábamos”, expresan Antonio Díaz y José Arroyo, de Madrid. Ellos han visitado la playa cada día desde hace una semana con tal de aprovechar sus vacaciones y comentan que ha sido muy agradable compartir el verano con su perro Madox sin tener que dejarlo solo en el lugar en el que se alojan para bañarse en el mar.

Sobre las 12 horas de este lunes soleado han llegado varias personas al lugar, hasta congregar a más de 40, aunque algunas de ellas ya llevaban desde las 9 de la mañana. “Durante el fin de semana se llena muchísimo más y por eso venimos casi cada día excepto los sábados y los domingos”, puntualiza Guillermo Feu, de 62 años, y menciona que estuvo pendiente del proyecto para poder ir a la playa con su perra de un año y un mes, Thai. “Disfruto viéndola disfrutar”, añade.

Su mujer, la tailandesa Saipin Thamrongsut, considera como positiva la experiencia de la prueba piloto del espacio, que se estrenó después de un aplazamiento y estará disponible hasta el 25 o 26 de septiembre: “Tenemos otra perrita y es una lástima que no la hayamos podido traer porque es muy mayor y no puede bañarse”.

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