La pregunta de por qué los huevos han evolucionado en la forma que tienen ha intrigado a científicos durante mucho tiempo. Se han barajado diferentes teorías, hasta que un reciente estudio ha establecido que su forma puntiaguda en un extremo principalmente tiene que ver con las condiciones de la incubación.
Según el portal Science, un equipo de biólogos estudió huevos del ave arao común, conocidos por su forma única parecida a una pera y un gran colorido. Mark Hauber, biólogo de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, explicó que los huevos de ese animal "se destacan por su forma asimétrica".
Observaciones sobre los nidos del arao común llevaron a los investigadores a la conclusión de que la forma más puntiaguda de un extremo del huevo impide que estos rueden. En ese sentido, los huevos asimétricos de esta ave resultaron ser más estables que los huevos más simétricos de otras especies, especialmente si el nido se encuentra en terrenos escarpados.
Otro autor del estudio, Tim Birkhead, de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, resumió que cuanto más puntiagudo es el huevo, más se resiste a rodar, debido a que al yacer sobre su eje longitudinal hace contacto con más parte del terreno. En el caso de los huevos del arao común, esta forma les permite permanecer en las laderas más empinadas, destacó.
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