Reunidos en el puerto kazajo de Aktau, los cinco países que bordean el Caspio llegaron a un acuerdo sobre el estatus de esta extensión marina, en pleno vacío jurídico desde la disolución de la Unión Soviética, a la que pertenecían todos los Estados salvo Irán, con el que existía un acuerdo, caduco en la actualidad.
El nuevo acuerdo, que debe firmarse este domingo, estuvo precedido por una reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de esos cinco países el sábado.
Sin embargo, no se espera que el pacto ponga fin a todas las disputas en torno a ese mar cerrado, el más grande del mundo. Aún así, debería ayudar a rebajar tensiones en la región, que alberga grandes reservas de hidrocarburos, estimadas en casi 50.000 millones de barriles de petróleo y cerca de 300 billones de m3 de gas natural.
Según el Kremlin, el acuerdo preserva la mayor parte del Caspio como zona compartida, pero divide entre los cinco países los fondos marinos y los recursos submarinos.
Los ministros de Relaciones Exteriores de los países que bordean el mar Caspio, entre ellos el ruso Serguéi Lavrov (centro) y el iraní Mohamad Javad Zarif (segundo por la izquierda), el 5 de diciembre de 2017 en Moscú
Según el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Grigori Karasin, el Caspio se beneficiará de un "estatus legal especial": ni mar, ni lago, que tienen su propia legislación en el derecho internacional.
La cumbre del domingo en Aktau es la quinta de este tipo desde 2002, mientras que han sido más de 50 las reuniones ministeriales y técnicas que se han celebrado desde la disolución de la URSS, que conllevó la presencia de cuatro nuevos países a orillas del Caspio.
- Hidrocarburos -
Una copia del texto del acuerdo preliminar, consultada por la AFP, se publicó en el sitio del Kremlin de forma breve, pero luego la retiraron.
Si bien el acuerdo "extenderá las posibilidades de cooperación" entre los cinco Estados a orillas del Caspio, algunos países podrían salir con más ventajas que otros, según Ilham Shaban, presidente del grupo de reflexión Caspian Barrel.
Turkmenistán, uno de los países más herméticos del planeta, proclamó el 12 de agosto el "Día del mar Caspio" en honor al futuro acuerdo, en una muestra de su entusiasmo por el mismo.
Este país de Asia central, rico en hidrocarburos, espera poder construir en el fondo del Caspio gasoductos submarinos para poder exportar su gas a los mercados europeos a través de Azerbaiyán.
El proyecto, calculado en 5.000 millones de dólares, se topó con la oposición de otros países de la región. Y aún podría ser rebatido por Moscú y Teherán por razones medioambientales.
- Bases militares -
Como antiguos dueños del Caspio, Rusia e Irán podrían resultar los grandes perdedores de este histórico acuerdo.
Rusia tuvo que ceder en gran cantidad de temas, pero aún así "gana buenos puntos por haber hecho que se saliera del estancamiento" y por haber reforzado su imagen de país productor de acuerdos diplomáticos, indicó John Roberts, analista colaborador del Atlantic Council.
Además, el acuerdo debería asentar la predominancia militar rusa en la región al prohibir que terceros países dispongan de bases militares en el Caspio.
Irán, por su parte, podría aprovechar la asunción del texto para lanzar proyectos comunes con Azerbaiyán.
La República Islámica recurrió en el pasado a maniobras navales hostiles para defender sus intereses en el Caspio.
Más allá de las consideraciones económicas y militares, el acuerdo supone un soplo de esperanza para la protección de la diversidad ecológica de la región.
Las poblaciones de beluga, cuyos huevos son apreciados en todo el mundo como caviar, podrían multiplicarse gracias a un "régimen de cuotas claro y común para las aguas del Caspio", según Roberts.
AFP.com
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