"Nos pidieron que hiciéramos esto, para cada medicamento que fabricamos. Es el mayor desafío logístico al que hayamos tenido que hacer frente en tiempos de paz", dice a la AFP Mire Sompesan, director general de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica (ABPI).
Esta iniciativa tiene lugar después de que el gobierno dijera esta semana que quería hacer reservas de medicamentos y alimentos para prepararse a una eventual falta de acuerdo sobre el Brexit, lo que podría conllevar una ruptura brutal de los vínculos comerciales con la UE a finales de marzo de 2019.
Según la primera ministra británica, Theresa May, esta iniciativa está destinada a "tranquilizar" a la población.
Pero, en contraste con el sector farmacéutico, los profesionales de la gran distribución se mostraron escépticos ante esta petición y calificaron incluso de ridícula la idea de querer hacer acopio de alimentos.
"Los distribuidores no disponen de las infraestructuras necesarias para almacenar productos alimentarios y en el caso de los productos frescos, esto es simplemente imposible", declaró en un comunicado la asociación British Retail Consortium (BRC).
"Nuestra cadena de aprovisionamiento es extremadamente frágil y este debate constituye una nueva prueba de la necesidad de tener un plan B para asegurarse que se mantenga un intercambio comercial sin fricciones después del 29 de marzo de 2019", agregó la agrupación.
Los temores de que el Brexit se lleve a cabo de forma desordenada van en aumento ante la incapacidad de la primer ministra para convencer al sector más eurófobo de su formación política, el Partido Conservador, de mantener una relación estrecha con el UE.
Por su parte, el negociador de la UE, Michel Barnier, rechazó el jueves uno de los dispositivos clave que había presentado el gobierno británico, para delegar la aplicación de la política aduanera de la UE a Londres.
- Sin pánico -
Interrogada en la televisión Channel 5 el miércoles, May había asegurado que su gobierno está trabajando duro para lograr un acuerdo con la UE, un trato que debe quedar pactado antes de finales de marzo de 2019.
"No se trata sólo de acopio. La idea (...) es asegurar que se puedan continuar haciendo las cosas necesarias cuando hayamos dejado la Unión Europea, si salimos sin un acuerdo", dijo May.
Los británicos tendrían que adaptarse si algunos productos dejan de estar disponibles o suben de precio, pero no pasa lo mismo con los medicamentos.
En el futuro, la UE quiere que todos los medicamentos fabricados en el Reino Unido sean sometidos a nuevos controles en los laboratorios europeos antes de poder ser prescritos a los pacientes.
Esto perturbaría los flujos de aprovisionamiento de millones de tratamientos, incluyendo un compuesto para la próstata fabricado en el Reino Unido y que es muy utilizado en la UE, dijo la ABPI.
"Las enfermedades no conocen fronteras. Nuestra industria no tiene mucho tiempo. Tenemos que trabajar juntos y de una forma que sea pragmática", declaró Thompson, antes de advertir sobre la posibilidad de que la escasez también vaya en el otro sentido si la UE no actúa.
El gobierno británico pidió que los medicamento sean incluidos en cualquier futuro acuerdo aduanero que se fragüe, destacó Thomson, pero la UE todavía no ha desvelado cómo piensa gestionar la importación de medicamentos fabricados en el Reino Unido.
La ABPI representa a todos los pesos pesados del sector, lo que convierte al Reino Unido en un nodo importante de este sector. La decisión de la UE de instalar la sede de la Agencia Europea del Medicamento en Londres lo atestigua.
Pero con el Brexit, esta agencia y sus 900 empleados, que tienen como misión controlar y aprobar cualquier medicamento que se venda en el UE, van a ser trasladados a Ámsterdam.
AFP
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