La amenaza del zika se aleja de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro
Otros, como el baloncestista español Pau Gasol o el británico Greg Rutherford, campeón de salto, aseguraron que congelarán su semen para evitar que en un futuro sus parejas pudieran contraer el virus, con el riesgo de que el bebé naciera con microcefalia.
A su llegada a Río de Janeiro varios atletas han seguido dando muestras de preocupación: varias integrantes del equipo chino de gimnasia artística colgaron en las redes sociales fotos de sus camas en la Villa Olímpica cubiertas con una gran tela mosquitera.
Sin embargo, el miedo de algunos deportistas a la picadura del Aedes Aegypti contrasta con la normalidad que se vive desde hace meses en Río de Janeiro, donde el número de casos ha descendido a medida que se acercaban los meses de invierno austral, tal como ya apuntaban todos los expertos.
El pico máximo de casos se produjo la tercera semana de febrero, cuando se detectaron 16.059 casos. Desde entonces la línea ha ido descendiendo y en la primera semana de mayo se registran 2.053 nuevos casos, un descenso del 87 por ciento. A falta de cifras más actualizadas la previsión es que en la actualidad los casos sean muy puntuales.
El ministro de Sanidad brasileño, Ricardo Barros, dijo recientemente que el riesgo es "casi cero" y recordó que durante el Mundial de Fútbol de 2014 también hubo mucho alarmismo con el dengue y finalmente no hubo apenas problemas, a pesar de la llegada de cientos de miles de aficionados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, sigue recomendando a las embarazadas que no viajen a Brasil ni a ningún país afectado por el virus, aunque no apunta restricciones de ningún tipo para el resto de viajeros.
Las posibilidades de contraer la enfermedad –que con excepción de las embarazadas tiene unos síntomas muy leves— son pequeñas: según un estudio reciente de la Universidad de Yale (Estados Unidos) entre seis y 80 de los visitantes que llegarán a Río podrían contraer el virus y que de ellos tan solo 16 notarían los síntomas.
La proyección se hizo tomando como base medio millón de turistas y con una hipótesis pesimista, que esos turistas estuvieran expuestos a las mismas condiciones que la gran mayoría de cariocas, cuando en realidad estarán en hoteles y barrios con condiciones sanitarias mucho mejores que en las zonas de riesgo.
Evitar las zonas de manglares, aguas estancadas o favelas en las que no hay alcantarillado son algunas de las medidas preventivas que pueden tomar los visitantes que acudan a Río, así como usar repelente de insectos y ropa de manga larga.
Las autoridades confían en que no haya sobresaltos, pero aun así se dispondrá de 3.500 agentes encargados de eliminar posibles focos de cría de mosquitos o de fumigar si fuera necesario, especialmente en el entorno de las instalaciones olímpicas.
También habrá 2.500 profesionales de la salud extra, entre médicos, enfermeros y técnicos de enfermería, según informa el Ministerio de Sanidad.