Se trata de la formación PDS 70b, que gira alrededor de la estrella enana PDS 70. El planeta se destaca muy claramente en las nuevas observaciones, visibles como un punto brillante a la derecha del centro ennegrecido de la imagen. Se encuentra aproximadamente a 3.000 millones de kilómetros de su estrella central, lo que equivale a la distancia entre nuestro Sol y Urano.
"Estos discos alrededor de estrellas jóvenes son el lugar de nacimiento de los planetas, pero hasta ahora solo un puñado de observaciones ha detectado indicios de planetas bebé en ellos. El problema es que, hasta ahora, la mayoría de estos candidatos planetarios podría haber sido característica del disco", explica Miriam Keppler, del Instituto Max Planck en Alemania, quien lidera el equipo detrás del descubrimiento.
Gracias a los telescopios Sphere y el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo del Sur (ESO), el equipo de astrónomos del Instituto Max Planck de Astronomía en Heidelberg (Alemania) logró medir el brillo del planeta a diferentes longitudes de onda, lo que permitió deducir las propiedades de su atmósfera. Los especialistas sugieren que se trata de un gigante gaseoso con una masa "unas cuantas veces como la de Júpiter" y con una temperatura de superficie de unos 1.000 grados centígrados, lo que lo hace más caliente que cualquier planeta de nuestro sistema solar.
El sistema PDS 70 se encuentra a unos 370 años luz de la Tierra y gracias a los nuevos observatorios hemos podido atestiguar el nacimiento de un planeta como jamás lo habíamos visto antes. En un futuro, los especialistas esperan poder brindar imágenes más bonitas y detalladas a medida que mejoran las observaciones y así conocer más de cómo funciona el universo.
"Después de más de una década de enormes esfuerzos para construir esta máquina de alta tecnología, ahora el Sphere nos permite recoger los frutos con el descubrimiento de planetas bebé", resume esta aventura científica el director del Instituto Max Planck de Astronomía, Thomas Henning.
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