Un juez de segunda instancia ha cancelado la interrupción de 72 horas, ordenada el lunes por un magistrado de primera instancia del Estado de Sergipe, al norte del país, y que perturbó el día a día de millones de brasileños.
Aproximadamente 100 millones de brasileños usan WhatsApp para comunicarse, y no es la primera vez que se quedan sin servicio por una decisión judicial. En diciembre de 2015, un juez del Estado de São Paulo prohibió la aplicación durante 48 horas, pero volvió a funcionar después de 13 horas por otra orden judicial. En febrero del año pasado hubo un intento frustrado: la Justicia del Estado de Piauí intentó paralizar el funcionamiento de WhatsApp para forzar a la empresa a colaborar con investigaciones en casos de abuso de menores, pero la medida fue suspendida al momento. "La decisión judicial castiga a más de 100 millones de brasileños que dependen del servicio para comunicarse, administrar negocios y mucho más, para forzarnos a entregar informaciones que afirmamos repetidamente que no tenemos", respondió WhatsApp en un comunicado.

En la calle la gente se preguntaba: ¿Hay algo de positivo en el bloqueo de WhatsApp? Para las estudiantes Gabriela y Mayara Florêncio, de 13 y 15 años, la respuesta es sí. Como la mayoría de los adolescentes, las dos usan compulsivamente el zap-zap (apodo de la aplicación en Brasil). Pero este martes tuvieron una grata sorpresa: su madre no las despertó a las 6 de la mañana con un mensaje. Alegría de unos, tristeza para otros: "Creo que se se perdieron las clases hoy", afirma Williana Florêncio, limpiadora de 33 años en la zona oeste de São Paulo. "Yo salgo muy pronto de casa, y ellas no usan despertador. Se despiertan con mi mensaje todos los días", dice.

El servicio gratuito de WhatsApp supone un ahorro en la cuenta de teléfono al final del mes, en un país en el que los contratos de teléfono son inaccesibles para gran parte de la población. "Incluso si yo tengo saldo en el celular y las llamo, no responden", afirma Williana sobre sus hijas. "Pero si suena el zap, despiertan y miran al instante para ver quién es".

"Yo organizo mi vida, mi tiempo, con base en los mensajes de WhatsApp que recibo de mi familia", afirma el conserje Daniel Gomes da Silva, de 49 años, en la zona sur de São Paulo. Él depende de la aplicación para saber a qué hora debe buscar a su mujer y su hija. "Mi mujer manda mensaje diciendo que está saliendo de la Iglesia de noche, y yo voy a buscarla. Mi hija dice que está llegando de la facultad, y voy a encontrarla en medio del camino", explica. "Anoche me quedé allá en la puerta de casa con cara de tonto esperando, esperando...".

Anderson Ramoni, trabajador de seguridad de 35 años en São Paulo, ve un lado positivo. "Va a tener menos gente mirando hacia abajo, golpeándose contra las farolas mientras camina por la calle, y menos golpes de conductores de coche que mandan mensajes", comenta. Él cree que el bloqueo es una posibilidad para que las personas "se aproximen" y dejen el celular de lado. Pero admite que también tiene sus adicciones: prefiere mandar mensajes por Facebook.

Para los que no pueden vivir sin una aplicación de mensajes instantáneos, existen algunas alternativas. Una es Telegram, que el lunes, después del anuncio del bloqueo, llegó a pedir paciencia y reconocer que tenía dificultades para hacer la verificación de la avalancha de nuevos usuarios. Alessandro Gomes, mensajero de 31, ya usa esta aplicación desde diciembre del año pasado, cuando otro juez bloqueó WhatsApp, y su familia ha trasladado las conversaciones en grupo a la competencia.

La decisión de bloquear el sistema de mensajes despertó críticas de los usuarios y especialistas que vieron la decisión como una medida desproporcional. El juez responsable por el bloqueo, João Montalvão, justificó su acto con el argumento de que la empresa responsable por Whatsapp (Facebook) se niega a colaborar con una investigación de la policía sobre tráfico de drogas en el Estado de Sergipe. El proceso está protegido por secreto de sumario. Montalvão es el mismo magistrado que determinó, en marzo de este año, la prisión del vicepresidente de la red social Facebook en América Latina, Diego Jorge Dzodan, alegando que la empresa no estaba colaborando con esta misma investigación.

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