Desde hace meses, los expertos buscan ávidos en cada reunión pistas sobre cómo se articulará la salida del "QE", un plan de alivio cuantitativo lanzado en 2015, que consiste en un programa de recompra de deuda.
Peter Praet, principal economista del BCE, alimentó las expectativas el pasado miércoles al pronunciarse optimista sobre el crecimiento y la inflación, estimó que el emisor debía evaluar este jueves "si los progresos realizados hasta ahora van sido suficientes" para comenzar a plantearse un abandono "progresivo" del QE.
Este programa, que ya fue recortado a la mitad en enero, se desarrolla a un ritmo de 30.000 millones de euros cada mes al menos hasta septiembre próximo. Hasta ahora la liquidez aportada suma cerca de 2,4 billones de euros y este mecanismo podría chocar en los próximos meses con sus límites técnicos.
En esta cita en Riga, Letonia, el BCE tendrá sobre la mesa un nuevo panorama de previsiones macroeconómicas, en un momento en el que los precios de la zona euro subieron 1,9% en mayo y se acercan al objetivo marcado por la entidad a medio plazo, un nivel ligeramente por debajo del 2%.
- Incertidumbre sobre Italia -
"Ellos probablemente van a programar" la salida del QE, dejando "por ahora la puerta abierta" a una prolongación de la compra de deuda "en caso de un deterioro de las perspectivas", explicó a la AFP Jennifer McKeown, de Capital Economics.
Dado que los indicadores están lejos de estar todos en verde y la situación en la zona euro se vuelve cada vez más complicada, entre el vendaval de la coyuntura, el agravamiento de las tensiones comerciales y la incertidumbre sobre las intenciones del nuevo gobierno italiano.
El único objetivo explícito del BCE, el aumento de los precios, sí se ha concretado, pero si se excluye la energía y la alimentación, esta cifra queda en un nivel más modesto de 1,1% en mayo, no dejando traslucir ningún efecto de la reciente alza de los salarios negociada en Alemania.
El presidente del BCE, el italiano Mario Draghi seguramente no podrá evadir las preguntas sobre el nuevo gobierno de su país, una alianza euroescéptica y antiausteridad, que ha alimentado los temores sobre que pasará con la abismal deuda de Roma, que corresponde a un cuarto del endeudamiento público total de la zona euro.
Pero es muy probable que se abstenga de cualquier comentario y que los acontecimientos en Italia le den "ganas de anunciar la salida del QE lo más rápido posible para evitar controversias", estimó Gilles Moec, economista de Bank of America Merrill Lynch, consultado por la AFP.
Por otro lado, se cree que el emisor va a reafirmar que el nivel actual de las tasas de interés va a seguir en su nivel más bajo mucho después del fin del programa de recompra, lo que deja a los analistas creer que la primera vuelta de turca será como muy pronto en el segundo trimestre de 2019.
AFP.com
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