"Debería estar avergonzado", señaló Erdogan. Desde que Estados Unidos, a petición formal de Turquía, se negara a extraditar al clérigo turco Fetulá Gulen (a quien Ankara considera el "cerebro" de la sublevación militar), el rifirrafe entre ambos países ha sido constante.
Entre las acciones que no han gustado al Gobierno estadounidense destaca el corte del suministro eléctrico en la base aérea Indzhirlik, que acoge aviones de EE.UU. y la OTAN, además de su inspección a manos de las autoridades turcas, así como el restablecimiento por Erdogan del diálogo con Rusia.
El intento de golpe de Estado en Turquía del pasado 15 de julio se cobró la vida de 246 personas y dejó más de 2.185 heridos. Desde entonces, el presidente de país, Recep Tayyip Erdogan y su Gobierno han ordenado la detención de casi 11.000 personas y el despido de aproximadamente 60.000. A las purgas iniciales en el Ejército y el poder judicial, así como en varios ministerios públicos, se ha sumado la declaración del estado de emergencia, la suspensión del Convenio Europeo de Derechos Humanos y el cierre de instituciones educativas.
RT
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