Para llegar a esta conclusión, los científicos analizaron a 792 hombres nacidos en el año 1913 que al comenzar el estudio en 1967 tenían 54 años. Los investigadores examinaron su estado físico basándose en el consumo máximo oxígeno tras la realización del ejercicio.
Dependiendo de los resultados de las pruebas, los participantes fueron divididos en tres grupos: personas capaces de consumir 2 litros de oxígeno por minuto; 2,26 litros y 2,56 litros. Posteriormente, los científicos vigilaron el estado de salud de los participantes durante los siguientes años hasta el año 2012 y los sometieron a pruebas aproximadamente cada 10 años.
Como resultado de este experimento, se descubrió que las personas del tercer grupo presentaban un 21% menos de riesgo de muerte precoz que los integrantes del segundo grupo y un 42% menos que los del primer grupo.
"Hemos descubierto que la baja capacidad aeróbica se asocia con mayores tasas de mortalidad. Se ha clasificado la conexión entre la capacidad de hacer ejercicio y todas las causas de muerte, con el riesgo más fuerte entre los integrantes en el grupo con la capacidad aeróbica más baja", señala Per Ladenvall, coautor del estudio, citado por EurekAlert. "La influencia de la capacidad aeróbica en el riesgo de muerte solo fue superada por el tabaquismo", añade.
RT
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