El ministro del interior, Efkan Ala, anunció ayer que han sido cancelados 49.211 pasaportes de ciudadanos turcos. Además, también hizo pública la anulación de los carnés de periodista de 330 profesionales de la información.
Estas cifras tan elevadas son las que llevan a diversos dirigentes europeos y norteamericanos a mostrar su preocupación por los derechos y libertades en Turquía. Sin embargo, el Gobierno y el presidente, Recep Tayyip Erdogan, justifican tales decisiones en que, según sus acusaciones, el movimiento del clérigo Fetula Gülen, antiguo aliado del presidente, se ha infiltrado en todas las instituciones del Estado. Ankara señala a Gülen, residente en Estados Unidos, como autor intelectual del sangriento golpe que dejó al menos 246 muertos y más de 2.000 heridos.
Infiltración gulenista
Muchos expertos, nada sospechosos de ser seguidores del Gobierno, coinciden en este análisis. Algunos señalan que incluso en el Ejército, uno de los organismos que más detenciones está sufriendo, «todavía queda mucho por hacer para purgar completamente las células ilegales que han conseguido infiltrarse en el aparato del Estado», según señala a ABC el experto en seguridad Ahmet K. Han.
De acuerdo con las últimas cifras anunciadas por el ministerio del Interior, desde el golpe de Estado han sido detenidas 18.044 personas. De estas, 9.677 han sido puestas en prisión preventiva y a disposición judicial, entre ellos 20 de los 21 periodistas detenidos recientemente. Solo uno, Bulent Murmay, ha sido puesto en libertad tras el interrogatorio.
Selahattin Demirtas, colíder del prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP), también mostró su preocupación: «La mayoría de los detenciones son gülenistas, pero no sabemos si todos los detenidos estuvieron involucrados en el golpe de estado. Y no es lo mismo afiliarse a un movimiento que dar un golpe», afirmó.
ABC
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