En marzo de 2000, el iceberg más grande jamás registrado se separó de la plataforma de hielo Ross de la Antártida. Ahora, en su decimoctavo año flotando con las corrientes y siendo golpeado por el viento y el mar, una pieza de este iceberg original podría estar llegando al final de su viaje, según la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés).
Cuando el iceberg B-15 se separó por primera vez de la barrera de hielo Ross en el año 2000, medía aproximadamente 300 kilómetros de largo y 37 de ancho. Eso equivale a un área de casi 6000 kilómetros cuadrados.
Desde entonces, B-15 se ha fracturado en numerosos icebergs más pequeños, y la mayoría se ha derretido. Solo quedan cuatro piezas que cumplen con el requisito de tamaño mínimo -al menos 37 kilómetros cuadrados- para ser rastreados por el Centro Nacional de Hielo de EE.UU.
Cuando los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional tomaron esta fotografía el 22 de mayo de 2018, B-15Z medía 19 kilómetros de largo y 9 de ancho. Eso todavía está dentro del tamaño rastreable. Pero el iceberg puede no rastrearse mucho más si se astilla en trozos más pequeños. Una gran fractura es visible a lo largo del centro del iceberg, y piezas más pequeñas se astillan desde los bordes.
HispanTV.es
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