El papelón de Soria en cinco mentiras

  12 Abril 2016    Leído: 1621
El papelón de Soria en cinco mentiras
Tras aparecer en los papeles de Panamá como directivo de una empresa off shore en Bahamas, José Manuel Soria ha comparecido públicamente para negarlo todo, dar un patadón p’adelante y mentir como un poseso, todo marca de la casa. Mentiras proferidas con tanta solemnidad que pueden generar dudas. Aquí les van las cinco más descaradas.

1) Los papeles “son falsos” . La primera autoridad pública que niega la veracidad de los papeles de Panamá es José Manuel Soria. Aparece su nombre, aparece la firma de su hermano Luis Alberto, y aparece la de un tercer socio de la familia Soria, Tomás Poggio y Méndez Fernández de Lugo, un acaudalado empresario de La Orotava que durante años fue el representante de la empresa familiar Oceanic en Rotterdam, donde se recibía parte de la fruta y las hortalizas procedentes de Canarias por gestión de la consignataria. No es posible que ninguna de las demás autoridades implicadas, incluido Putin o Cameron, hayan negado la autenticidad de la filtración y sólo sea nuestro ministro de Turismo la víctima de un clamoroso error. Seguramente hay muchos José Manuel Soria en el mundo, pero que tengan de hermano a un tal Luis Alberto y de socio a un tal Tomás Poggio y Méndez Fernández de Lugo, sólo puede haber uno. Seguro. Y ese es él, no tengan duda.

2) No anuncia querellas. Si los papeles son falsos y los dos medios informativos que los están destapando en España, El Confidencial y La Sexta, lo han vinculado con operaciones indigestas para un político, ¿cómo es posible que un ministro de gatillo fácil para la querella no haya amenazado aún con acciones judiciales? Si es falso que montó una sociedad opaca y desconoce quién pudo falsificar esos papeles de Panamá de cuya autenticidad duda, lo tenía fácil, actuar contra quienes supuestamente habrían aventado una información falsa.

3) Una comisión rogatoria. Cuando fue preguntado por los periodistas en caliente, justo en el momento en que La Sexta daba a conocer su presencia en los papeles de Panamá, el ministro de Industria en funciones anunciaba que había puesto el asunto en conocimiento de su abogado (no sabemos aún si Nicolás González-Cuéllar o Eligio Hernández) para que uno de ellos, sin atropellarse, pidiera “una comisión rogatoria a Panamá” que aclarara tan enojoso entuerto. Una comisión rogatoria no la puede pedir un particular, ni siquiera un ministro, aunque alguno de sus abogados haya sido fiscal general. Es competencia de un juez, previa apertura de una causa penal que requiera de un exhorto internacional a otra autoridad judicial para solicitarle cualquier tipo de diligencia.

4) Una orden a la Fiscalía. Como lo de la comisión rogatoria que anunció por la mañana en Tenerife le pareció poca cosa, por la tarde desde Lanzarote añadió un disparate más: he dado instrucciones a la Fiscalía de la Audiencia Nacional para que investigue estos papeles y se verifique si estoy o no en una empresa constituida en Panamá. Error fatal. Un ministro no es nadie para solicitar nada a la fiscalía, salvo que estemos ante la evidencia de que el señor Soria utiliza los poderes del Estado en su propio beneficio, como quedó meridianamente claro recientemente con el fiscal jefe de Las Palmas y la causa general abierta para buscarle las cosquillas a la diputada de Podemos Victoria Rosell. La Fiscalía de la Audiencia Nacional puede haber iniciado diligencias de investigación al conocer la existencia de personas que pueden haber defraudado al fisco, pero al tener conocimiento de que alguna de ellas –caso de un ministro- esté aforada, y sus previsibles delitos estén en vigor, está en la obligación de pasar la papa caliente al Tribunal Supremo. Pero resulta grotesco escuchar que alguien pueda pedir a la fiscalía que le investigue para lavar su propia imagen. Solemne estupidez. Muy solemne, pero estupidez.

5) Reconoce lo decisivo. José Manuel Soria niega la mayor, es decir, que haya abierto una empresa en un paraíso fiscal, concretamente en las Bahamas. Pero no niega aspectos que pueden llegar a convertirse en decisivos: sí reconoce que tuvo relaciones con la británica UK Lines Limited y es esa empresa la que se dirige al despacho de Mossack Fonseca para constituir una empresa de igual nombre en Las Bahamas, en ambos casos con participación de José Manuel Soria, el círculo se cierra de manera muy inquietante para los intereses del señor ministro en funciones. En distintas declaraciones a medios de comunicación, Soria ha ido recomponiendo su versión y ha terminado por decir que UK Lines prestaba servicios de consignación y fletes a Oceanic, pero ha negado haber estado en su accionariado o en sus órganos directivos. Esperemos a que se confirme este extremo y la posibilidad de que pueda haber sido partícipe no solo de la mercantil londinense, sino también de la filial en Bahamas.

Lo peor está por llegar.

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