Sergio Ramos, capitán del Real Madrid y de la selección de España, se ha defendido de las acusaciones que lo han convertido en el enemigo número uno de los hinchas del Liverpool FC después de que el equipo español venciera la final de la Liga de Campeones el pasado 26 de mayo.
Respecto a su presunta responsabilidad en la lesión en el hombro que sufrió el egipcio Mohamed Salah, el defensa ha asegurado que el delantero "me agarra primero del brazo y yo caigo al otro lado; de hecho, se lesiona el otro brazo y dicen que le hago una llave de judo".
El español ha indicado que si a su rival le hubieran infiltrado —inyectado algún analgésico en la zona dolorida— "podía haber jugado la segunda mitad" de ese encuentro. Posteriormente, ha confirmado que ambos futbolistas se pusieron en contacto y el lesionado "está bastante bien".
En cuanto a la conmoción cerebral que habría causado al guardameta alemán Loris Karius con un codazo, Sergio Ramos ha expresado su disconformidad: "Solo falta que Firmino [delantero brasileño del Liverpool FC] diga que estaba resfriado porque le cayó una gota de sudor mía". RT
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