El estofado de frijoles blancos es tan popular como los platos de kebab en Turquía y a menudo se le considera el plato nacional. Pero como señala una usuaria de Twitter, citada por el periódico Al Monitor, el plato nacional ha llegado a depender de ingredientes importados.
La receta ahora incluye "dos tazas de frijoles blancos importados de Kirguistán, 300 gramos de carne roja importada de Francia, Bosnia Herzegovina o Brasil, dos cebollas importadas de Irán, un pimiento verde importado de Chipre turco, una cucharada de pasta de tomate importada de Ucrania, sal y agua. Servir con 'pilaf' de arroz de Rusia".
El chiste es nada más un reflejo del alarmante declive de la agricultura turca, que ha disparado los precios de los alimentos y ha obligado a la importación de muchos artículos de primera necesidad.
En las últimas décadas, las autoridades turcas han optado por la manera fácil de controlar los precios, es decir, la importación. La tendencia comenzó con Turgut Ozal, quien fue primer ministro de Turquía en la década de los 1980 y un ferviente defensor del liberalismo económico.
Ozal anuló los aranceles para una serie de productos agrícolas e incluso para el acero y hierro. Si bien estos remedios ayudaron a frenar los precios en el corto plazo, afectaron la producción local a largo. El mismo error se repite hoy en una amplia gama de productos agrícolas.
En diciembre de 2017, el Gobierno emitió un decreto anulando los aranceles sobre varios tipos de frijoles, muy populares entre los turcos. Según el ministro de Alimentación, Agricultura y Ganadería, Ahmet Esref Fakibaba, las importaciones redujeron el precio de la carne en un 25% para el marzo del 2018.
Los críticos de esta política, sin embargo, advierten que las importaciones solo pueden frenar los precios temporalmente. Orhan Saribal, diputado del principal partido opositor y miembro de la Comisión de Agricultura y Asuntos Rurales del Parlamento, elaboró un informe exhaustivo sobre cómo las políticas del gobernante Partido de Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) han arruinado la agricultura turca.
"Desde 2010, Turquía ha importado 2,9 millones de animales bovinos, 2,5 millones de ovejas y cabras y 236.000 toneladas de carne roja. El Gobierno intenta bajar los precios del mercado mediante la importación, sin embargo, a pesar de gastar 5.700 millones de dólares en importaciones de ganado y carne roja, los precios no han bajado tanto como se esperaba. La alta demanda de Turquía está impulsando al crecimiento de los precios también en los países desde los que importamos. Después de un tiempo, tampoco podremos comprar carne barata de ellos", comentó Saribal a Al Monitor.
Saribal, ingeniero agrícola de profesión, afirma en su informe que los precios de los productos agrícolas se han triplicado en los últimos 15 años, mientras que los precios de forraje, fertilizantes y pesticidas se han disparado hasta cinco veces. La disminución de los medios de subsistencia de los agricultores ha provocado un escape de las zonas rurales a las urbanas.
La proporción de la población empleada en la agricultura ha disminuido del 35% en 2002 al 19%, a pesar de que la población total del país ha aumentado en 14,4 millones. Las tierras agrícolas se han reducido a 23,4 millones de hectáreas de 26,6 millones de hectáreas en el 2002, mientras que el ingreso anual de los agricultores cayó por debajo de los 2.000 dólares, menos de un 20% del PIB per cápita.
Saribal destacó que por primera vez en la historia republicana de casi un siglo, Turquía está importando paja y animales de sacrificio para la fiesta Eid al Adha. Coloquialmente, la paja en Turquía a menudo se asocia con inutilidad e incluso con basura, pero el país ahora paga alrededor de 60 dólares por tonelada a la vecina Bulgaria.
Según el informe, las exportaciones agrícolas de Turquía ascendieron a 193.400 millones de dólares en los últimos 15 años, mientras que las importaciones agrícolas se contabilizaron en 189.400 millones de dólares. La proximidad entre las dos cifras difícilmente pueda ayudar a calificar a Turquía como un país agrícola, concluyó la publicación.
Sputnik
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