Hace apenas diez días, el presidente Donald Trump anunciaba en Washington el abandono por parte de EE UU del acuerdo nuclear firmado con Irán y la reanudación de las sanciones económicas. El día antes, el barril de Brent cerró en 74,85 dólares en una sesión bajista, en la que el precio cayó 1,32 dólares. Ayer, a media tarde, el crudo superó la barrera de los 80 dólares, a la que no llegaba desde noviembre de 2014. Desde el martes de la semana pasada, el petróleo ha subido 5,6 dólares, o lo que es igual, un 7,5%. En los últimos treinta días acumula una subida cercana a los 9 dólares, un 12,4%. Merrill Lynch y Goldman Sachs pronostican un crudo cercano a los 100 dólares. Morgan Stanley es más prudente y se queda en los 90 dólares
La consecuencia más inmediata, quizás también la más visible, es que el precio medio de las gasolinas y el gasóleo de automoción han roto la frontera de los 1,30 y 1,20 euros por litro, respectivamente. Ésta es la reacción causa efecto que más se ha dejado sentir en los bolsillos de los españoles y, por extensión, de los europeos. Pero hay algunas que pueden ser más dramáticas. España es un país muy dependiente del petróleo y sus derivados. El pasado año importó crudo por valor de 30.327 millones y un incremento duradero del precio del barril tendría unos efectos incómodos en el crecimiento futuro del PIB.
Los Presupuestos Generales del Estado están basados en un escenario macroeconómico en el que el precio medio del barril de Brent estaría en 67,7 dólares, doce por debajo del precio actual. El Brent inició el año en 66,57 dólares y tocó suelo el 12 de febrero, en 62,59 dólares. Desde el 20 de marzo está por encima de las previsiones gubernamentales. Con el actual precio del barril, la factura puede encarecerse en alrededor de 480 millones de euros mensuales sólo por las compras de crudo de petróleo.
El ministro de Energía, Álvaro Nadal, reconoció ayer que el encarecimiento del petróleo no le viene bien a España, aunque subrayó que la economía española es capaz de soportar esta subida del precio de la energía «en mejores condiciones que hace años». Nadal incidió en que la economía energética «es mucho menos dependiente del petróleo» que antes, ya que absorbe mejor este tipo de subidas gracias a que es más flexible y competitiva que antaño. El titular de Energía lamentó que la situación de tensión geopolítica actual haya tenido un efecto que «no le viene nada bien a España», y insistió en que desde el Gobierno central estarán «vigilantes» para que esta subida tenga los menores efectos negativos posibles para la economía. De hecho, Nadal indicó que el Gobierno estará atento a que la subida del petróleo no suponga un aumento de los márgenes de los operadores.
Según los últimos datos del Boletín Petrolero de la UE, un litro de gasolina «normal» cuesta de media en España 1,302 euros; el de gasóleo, 1,207, máximos desde diciembre de 2014. Hace exactamente un año, el litro de gasolina de 95 octanos estaba en 1,206 y el de gasóleo, 1,079 euros. Entonces, en mayo de 2017, el barril de Brent se compraba a 52,6 dólares.
La última vez que el barril de Brent estuvo en 100 dólares (agosto de 2014), el litro de gasolina llegó a costar en España 1,41 euros y el de gasóleo, 1,32. En la hipótesis de que el precio del crudo alcanzase esa cifra a lo largo de los próximos meses y la correlación de precios se mantuviese, llenar un depósito de gasolina o de gasóleo en España sería 5,5 euros más caro.
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