Regresa el conflicto que nunca se fue

  04 Mayo 2018    Leído: 2278
Regresa el conflicto que nunca se fue

Solo hay una verdad, lo malo es que entre Israel y Palestina varía según el lugar de la frontera donde se cuente.

 Los detalles del relato cambian a uno y otro lado en función de cómo avanza un conflicto que este mes cumple 70 años desde la creación del Estado de Israel, sin que hasta ahora ninguna de las partes mostrara confianza en la otra, y lo que es peor, por agotamiento, sin que el resto del mundo intuya espacio para que unos y otros empiecen a vivir en paz. Ni Irak, ni Siria, Ni Yemen: ninguno de los nuevos escenarios en llamas consiguen apagar el fuego original. Agazapado durante la última década, emerge de nuevo el conflicto que nunca se fue.

Como faltaba ruido, el Presidente Palestino, Mahmud Abbas, decide sumarse a la fiesta negando que el Holocausto fuera una persecución a los judíos por su origen étnico y justifica el genocidio como la respuesta a una casta de usureros que controlaba la banca. Una barbaridad a la altura de quienes niegan que haya violación cuando una chica lleva minifalda o viste provocativa.

La negación del genocidio sin duda toca a la línea de flotación de un pueblo perseguido, pero la reacción del primer ministro israelí Binyamin Netanyahu acusando al presidente palestino de antisemita no deja de ser ingenua ¿Acaso espera convertir a los palestinos en prosemitas, cuando su Gobierno y Ejército les ahogan y acosan sin avanzar en ningún escenario posible hacia la paz?

Un entorno más hostil
Lo inconcebible no es tanto la necedad palestina como que Israel no haya hecho nada para frenar la ira durante todos estos años para rebajar la tensión interna, mientras veía como en su horizonte inmediato las llamas iban en aumento. Nada de nada, ni proceso de paz, ni diálogo.

En esencia el guión no ha cambiado solo que al no frenarlo, el entorno se ha hecho mas hostil a la sombra de violencias vecinas. Un error que no solo devuelve el conflicto al lugar de donde nunca ha salido, sino que lo hace todavía mas complejo porque introduce en la ecuación a nuevos actores que suponen una amenaza aun mayor a un conflicto que no cesa.

Por eso, Binyamin Netanyahu, aprovechando que en la Casa Blanca tiene un aliado con necesidad de ruido, ha ventilado unas fotografías, -quién sabe de cuándo, quién sabe de dónde-, acusando a Irán de mentir y seguir construyendo en secreto un arsenal nuclear.

El principal problema ya no es si los ayatolás tienen armas nucleares, el inconveniente es que Irán está conquistando todo el arco desde el sur del Líbano, con apoyo a las milicias de Hizbulá a la franja de Gaza con Hamas. Un acoso a Israel que se consolida con el apoyo a los gobiernos de Irak y a Bashar el Asad en Siria.

En esencia nada ha cambiado, pero sin haber avanzado un paso hacia la paz, regresa el conflicto de siempre ahora con un riesgo aun mayor. No sabemos si la promesa divina de la felicidad eterna existe, pero a ese lado del mundo, donde se enfrentan dos de las religiones mas antiguas de la civilización, lo que se hace eterno es el conflicto.  

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