Reclaman la paternidad del bitcoin en plena guerra civil

  03 Mayo 2016    Leído: 729
Reclaman la paternidad del bitcoin en plena guerra civil
Zero Hedge son tres personas. Bertín Osborne tenía una sociedad en Panamá. Y ahora resulta que un australiano llamado Craig Wright es Satoshi Nakamoto. O sea, el inventor del bitcoin. Ya no quedan mitos.

Wright ha salido a la luz explicando a `The Economist`, la BBC y `GQ` que él es el verdadero Satoshi Nakamoto. No el Satoshi Nakamoto de 66 años, estadounidense, y de profesión ingeniero que fue identificado falsamente como el creador del `bitcoin` por el semanario `Newsweek` hace dos años. Esta vez, según Wright, la cosa va en serio: él inventó el bitcoin. Con ayuda de otros, eso sí. Pero es su criatura.

Para probarlo, ha suministrado a la BBC transacciones realizadas con bitcoins bajo el nombre Satoshi Nakamoto. Y ha colgado lo que dicen ser pruebas en un blog que ha titulado, con la claridad propia de un experto en informática y con la modestia de alguien que cree que los bancos centrales son un invento para oprimir al género humano, `Jean-Paul Sartre, firma, y significado`. Umberto Eco, autor de ladrillos semióticos que había que leer para presumir de cultivado, ha muerto. Pero aquí ha venido Wright a sucederle. Aunque el experto en informática australiano no se compara a Eco, sino a Jean-Paul Sartre, el existencialista francés que rechazó el Nobel de Literatura en 1964.

La cuestión es que los medios a los que ha contactado Wright no le han creído al 100%. `The Economist` ha declarado que "evaluar su afirmación requerirá un múltiple test de paternidad". Por su parte, el interesado ha explicado a la BBC que "algunos me creerán; otros, no. Y, para ser sincero, me da igual".

Wright ya había sido considerado por las revistas Wired y Gizmodo como el probable creador de esta peculiar moneda y sistema de pago online, que no genera ningún banco central, sino un programa informático, y que no precisa de intermediarios para realizar transacciones. El bitcoin (literalmente, `trocito de moneda`) es totalmente anónimo. Se descarga por medio de ordenadores que deben procesar lentamente la información y que van siendo premiados con estas divisas. Y se guarda en monederos que tampoco identifican al poseedor. Si se pierde el monedero, se pierden los bitcoins.

Es, por tanto, un sistema idóneo para quien no quiera usar los sistemas financieros habituales. Eso incluye redes de pornografía infantil, y tráfico de drogas y armas. Sus mercados de intercambio no están regulados. Cuando uno de los mayores, Mt. Gox, situado en Japón, quebró en 2014, sus clientes lo perdieron todo.

Pero el bitcoin también es usado por ciudadanos normales. El tremendo valor de la moneda (450 dólares la unidad) lo hace atractivo como inversión siempre que se tolere una volatilidad inmensa. La mayor parte de las tiendas online de EEUU admiten bitcoins. Y gigantes financieros como JP Morgan han empezado a aceptar monedas virtuales basadas en la misma tecnología, el blockchain, o Distribution Ledger Technology (DLT).

Pero, si Wright es el creador del bitcoin, ¿por qué ha salido del armario monetario en el que estaba oculto? Eso tampoco está claro. Pero lo que sí se sabe es que la comunidad del bitcoin está en plena guerra civil. Porque, a fin de cuentas, la moneda no se genera automáticamente, sino con unos programas informáticos que son creados por seres humanos. Y ahí está el problema: mientras algunos colaboradores de la red del bitcoin quieren que la divisa se expanda hasta convertirse en una verdadera moneda de uso masivo, otros prefieren mantenerla como algo minoritario.

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