La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) encontró "niveles sorprendentes de contaminantes sobre los océanos Pacífico, Atlántico y Ártico", según lo informado por la propia agencia gubernamental de EE.UU. en un comunicado oficial.
Para obtener el resultado de las investigaciones, desde 2016 un equipo de científicos desarrolló actividades a bordo del avión DC-8, diseñado para esta clase de tareas. Durante el trabajo, llamado Tomografía Atmosférica (ATom, abreviado en inglés), viajaron desde Alaska hasta Nueva Zelanda, luego cruzaron a Sudamérica y atravesaron el océano Atlántico para llegar a Groenlandia. De estos viajes obtuvieron muestras de unos 400 tipos de gases diferentes y una amplia variedad de partículas, siempre desde arriba del agua.
Uno de los objetivos del estudio práctico fue detectar los niveles de ozono, un gas de efecto invernadero que contamina el aire, conocido por ser el componente principal de la niebla tóxica en las ciudades, explica la NASA. Más en detalle, Pablo Canziani, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, precisa que "es un gas azulado, muy activo desde el punto de vista químico y un poderoso agente oxidante que se forma cuando el oxígeno es sometido a descargas eléctricas".
La confusión general sobre el ozono radica en que, según su origen o localización, produce diversos efectos. Desde los 10 hasta los 50 kilómetros de distancia de la Tierra, se encuentra la denominada capa de ozono —ubicada en la estratosfera—, reconocida porque "limita enormemente la incidencia de la radiación ultravioleta solar sobre la superficie terrestre, permitiendo que la vida vegetal y animal sea posible", describe el experto.
Además, agrega: "De allí su importancia y la necesidad imperiosa de controlar la emisión de contaminantesclorados que reducen el contenido de ozono estratosférico global y dan lugar al llamado 'agujero' de ozono en las regiones polares del planeta".
El ozono que sí contamina
El problema que menciona la investigación estadounidense pone el foco en el ozono de la tropósfera, cuya capa atmosférica está en contacto con la Tierra y alcanza hasta los diez kilómetros de altitud. Según Canziani, no solo colabora en el incremento del efecto invernadero de la atmósfera terrestre, sino que "es nocivo para la salud, afectando el aparato respiratorio". Al mismo tiempo, incluye: "Afecta a las plantas y por su alto poder oxidante acelera el envejecimiento de los materiales".
Hasta ahora, se creía que el ozono contaminante solo se encontraba en zonas urbanas o de importante actividad industrial, así como en regiones donde se realizan quemas importantes de bosques o regiones tropicales. Sin embargo, los expertos demuestran que el conflicto de la polución aérea se está yendo de las manos, llegando hacia la superficie del agua.
Según el estudio de los científicos norteamericanos, "el océano Pacífico es una fuente de ozono troposférico más grande de lo que previamente entendíamos", aseguró Michael Prather, especialista y miembro del equipo. A su vez, el experto opinó que "es un resultado preliminar y todavía hay que analizar si este ozono producido es natural o está relacionado con la contaminación".
Sin embargo, adelantó: "Significa que tendremos que reconsiderar lo que creíamos sobre la cantidad de ozono que se produce en los océanos, analizar qué significa para el clima y planear esfuerzos para reducir la contaminación en la Tierra".
Investigarán la presencia de metano en el aire
Según enseña el especialista argentino Daniel Melendi, este hidrocarburo contribuye en un 15% al calentamiento global. "Además, el metano deteriora la capacidad 'autolimpiante' de la atmósfera", añade el entendido. Por lo general, este componente encuentra su origen en la industria agrícola-ganadera, además del modelo extractivista de materias primas como carbón, petróleo y gas, que liberan metano en el aire.
Asimismo, Melendi profundiza: "La concentración de metano en la atmósfera ha sufrido en el último siglo un incremento importante y sostenido (aproximadamente del 1% anual), y gran parte tiene su origen en actividades humanas". En otras palabras, desde 1978 hasta 1990 su concentración creció un 16%, resume el experto.
Por ello, las investigaciones aumentan su relevancia, sobre todo para evitar las malas prácticas del pasado, y también del presente. Así las cosas, la organización ambientalista de EE.UU. Environmental Defense Fund (EDF) recibió una millonaria financiación para desarrollar y lanzar su propio satélite que permita rastrear las emisiones de metano en el mundo, publicó Nature.
El dinero del proyecto llegó gracias a la intervención de Tecnología, Entretenimiento y Diseño (TED), una agrupación sin fines de lucro famosa por sus ciclos de charlas existenciales, y otras entidades filantrópicas como Fundación Bill y Melinda Gates. Según el artículo ya citado, la intención es frenar o reducir las emanaciones de metano en instalaciones de petróleo y gas, para disminuir los gases de efecto invernadero.
El objetivo de EDF, con sede en Nueva York, es lanzar el satélite en el 2020. Los científicos de la Universidad de Harvard y el Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica en Cambridge planean monitorear las emisiones de unos 50 grandes campos de petróleo y gas que representan alrededor del 80% de la producción mundial de aquellos productos.
"Necesitamos buenos datos sólidos para que podamos apoyar la acción global sobre el cambio climático, y tenemos que hacerlo rápido", manifestó Steven Hamburg, jefe del equipo científico.
No hay tiempo que perder.
Leandro Lutzky
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