"La agricultura comercial no puede continuar creciendo a expensas de los bosques y recursos naturales de la región" explicó Jorge Meza, Oficial Forestal Principal de la FAO, en relación con el informe "El estado de los bosques del mundo".
Al respecto, agregó que "la seguridad alimentaria puede lograrse mediante la intensificación agrícola y medidas como la protección social, en lugar de expandir las áreas agrícolas a expensas de los bosques".
Lo anterior es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en la resolución de Naciones Unidas "Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible".
Según el estudio, en el período comprendido entre los años 1990 y 2005, el 71 % de la deforestación en Argentina, Colombia, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú y Venezuela se debió al aumento de la demanda de pastos; el 14 %, a los cultivos comerciales, y menos del 2 % a la infraestructura y a expansión urbana.
La ampliación de los pastos causó la pérdida de al menos un tercio de los bosques en seis de los siete países analizados, como un 45 % en Argentina y un 80 % en Brasil, a excepción de Perú, donde el aumento de las tierras de cultivo en pequeña escala fue el factor dominante de la deforestación, causando el 41 %.
"Una opción de política para evitar esto es vincular los incentivos y mecanismos de fomento público que recibe la agricultura comercial al cumplimiento de normas ambientales", apuntó la FAO, que destacó el ejemplo de Brasil al vincular las subvenciones con criterios ambientales, para evitar así la pérdida de 270 mil hectáreas verdes, específicamente.
Si bien el informe demuestra que la deforestación a causa de la actividad agrícola comercial sigue siendo alta en la región, esta tasa se ha reducido casi en un 50 %, en comparación a lo que sucedía en 1990.
"Desde 1990 más de 20 países a nivel global mejoraron su seguridad alimentaria y mantuvieron o aumentaron su cobertura forestal, demostrando que no es necesario cortar bosques para producir más alimentos", subrayó Meza.
Actualmente en Costa Rica, luego que la deforestación alcanzara su valor máximo en 1980, los bosques cubren el 54 % de su superficie, gracias a cambios estructurales como incentivos a los agricultores para plantar y apoyar la conservación.
Por su parte, en Chile, desde 1990, se ha establecido más de 1 millón de hectáreas de plantaciones forestales, para reducir la presión sobre los bosques nativos, y se prevé que a partir de 2025, estos terrenos producirían de forma sostenible unos 50 millones de metros cúbicos de madera al año.
De acuerdo al documento, de nombre SOFO por sus siglas en inglés, las plantaciones en Chile han reducido la explotación forestal industrial del 16,1 % total en 1990 al 0,8 % en 2013.
Asimismo, se ha producido un aumento del 8 % de la superficie de bosques primarios y otros bosques regenerados de forma natural en todo el país austral, sin embargo, se advierte que en algunos casos las plantaciones han reemplazado a los bosques naturales.
El SOFO consigna que la deforestación, influiría además en funciones paralelas clave como la erradicación de la pobreza, la protección y el restablecimiento de ecosistemas relacionados con el agua, el acceso a la energía sostenible y la lucha contra el cambio climático, entre otras. EFE
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