El 4 de marzo la Policía británica encontró a dos personas inconscientes en un centro comercial en Salisbury, en el condado de Wiltshire, aparentemente envenenadas con un agente nervioso. El ministro de Exteriores, Boris Johnson, afirmó que se trataba de Serguéi Skripal y su hija Yulia de 33 años.
Una fuente gubernamental anónima dijo al diario que un ataque cibernético podría ser "una respuesta probable" al incidente de Salisbury.
Según la edición, el Ministerio de Defensa del país monárquico y el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ) aceleran el desarrollo de un virus informático.
El periódico asegura que el Gobierno británico podría atacar la red informática del Kremlin, las páginas web de los medios de comunicación y otros recursos.
La primera ministra amenazó a Rusia con "medidas serias" si hasta el 13 de marzo no ofrece una explicación detallada.
Desde Moscú calificaron la intervención de May de "espectáculo circense" y el inicio de una nueva campaña mediática contra Rusia.
El Consejo de Seguridad del Estado británico tiene previsto reunirse el 14 de marzo para examinar el caso del exagente británico Skripal.
Ese mismo día May volverá al Parlamento para presentar las medidas que planea tomar en relación con Rusia.
En 2006 una corte le condenó a 13 años de cárcel por espiar a favor de un Estado extranjero.
Cuatro años después fue canjeado junto con otros dos individuos condenados por espionaje por diez personas detenidas en Estados Unidos.
En el mismo condado en que fueron envenenadas las dos personas se ubica uno de los laboratorios más secretos de Reino Unido en el que se desarrollaron agentes tóxicos durante la Guerra Fría. Sputnik
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