“Nuestros militares han mostrado en Siria su disposición a cumplir las más difíciles tareas. Allí actúan valientemente y con decisión. Han ayudado al Ejército sirio a desmantelar a los principales grupos terroristas”, señaló Putin ante los asistentes al acto patriótico.

Durante la ceremonia, que se celebra cada 23 de febrero coincidiendo con la fiesta del Defensor de la Patria, el jefe de Estado condecoró de forma póstuma al piloto ruso Román Filípov, que murió en Siria a principios de febrero cuando su avión Sujoi Su-25 fue abatido por grupos extremistas.

Concretamente, el derribo del aparato ruso lo ocasionó sistemas portátiles de defensa aérea (MANPAD, por sus siglas en inglés) de la banda takfirí del Frente Al-Nusra (autodenominado Frente Fath Al-Sham), vinculada a Al-Qaeda.

El piloto ruso aceptó un combate desigual con los terroristas, subrayó Putin añadiendo que el militar fallecido tampoco se rindió y no huyó, por la que se le considera como un héroe nacional.

Mientras Rusia celebra su festividad patriótica, que además coincide con el 100º aniversario de la creación del Ejército rojo de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el Kremlin ha tenido que rechazar los últimos días las acusaciones de los países occidentales sobre la supuesta participación rusa en los ataques y bombardeos contra Guta Oriental, principal feudo de los extremistas takfiríes y los grupos armados opositores al Gobierno sirio.

“De la situación en Guta Oriental son responsables aquellos que apoyan a los terroristas que siguen allí presentes. Y, como ustedes saben, ni Rusia, ni Siria, ni Irán se encuentran en esa categoría”, advirtió recientemente Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin.

HispanTV.es

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