El proyecto de una central solar de 10 megavatios de potencia, valorado en casi 27 millones de dólares, permitirá a la planta reducir sus emisiones del dióxido de carbono en 10.000 toneladas anuales, informa la página web del gobernador de la región.
La planta integra 39.000 elementos fotovoltaicos dotados con equipos de gestión de la electricidad. Más del 70% de todos los componentes son de fabricación nacional: es un requisito vigente para recibir subsidios estatales para el proyecto.
La apertura de una central solar en pleno invierno continúa cierta 'tradición' rusa de desafiar la imagen del país como uno poco apto para la energía renovable.
Si bien los niveles de luz solar en el país están por debajo de los países líderes en el sector solar, los vastos territorios, en teoría, permiten compensar esta desventaja con unas centrales más grandes, tal y como lo evidencian varias instalaciones solares inauguradas en plena Siberia rusa.
Sputnik
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