En México existen muchos mitos en torno a la leche, por lo que surge la duda de si es conveniente tomarla o no. Sin embargo, su consumo es seguro y recomendable, siempre y cuando esté pasteurizada y se elija la presentación más conveniente con base en la edad y la salud de cada persona.
Así lo recomienda Francisco Monroy, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, quien alerta que debe verificar que el producto a consumir haya pasado por un proceso de pasteurización.
“En México, y en pleno siglo XXI, cerca de 40% de la leche que se consume, así como sus derivados no están pasteurizados, y es entonces que se convierten en vehículos de enfermedades como brucelosis o tuberculosis”, alertó.
El experto añadió que los productos artesanales u orgánicos no siempre son mejores, pues su elaboración bajo normas de calidad y procedimientos ecológicos es muy costosa, por lo que son poco accesibles; además, no se garantiza un proceso de pasteurización.
“No se puede dar una respuesta genérica sobre si es bueno o malo beberla, porque depende de las características de cada persona; sin embargo, hay una gran variedad que, sin perder sus propiedades nutrimentales, son seguras para el consumo humano, y lo que básicamente se modifica en cada una de ellas es la proporción de grasa y proteína”, explicó.
La leche es una fuente importante de calcio y es accesible para la población en general, tanto por su costo como por su distribución y características.
Mucha gente deja de tomar leche en la edad adulta, entonces el aparato digestivo deja de producir una enzima llamada lactasa, que procesa la lactosa, el componente sólido más importante de la leche, rico en energía. Si ya no se produce esta enzima, al consumir leche se provocan diarreas, y es cuando surgen los problemas de intolerancia a la lactosa.
“Para sortear estas reacciones, en el mercado se ofrecen productos ‘deslactosados’, a los que, en realidad, no se les quita la lactosa, sino que se les añade la enzima que la desdobla y la transforma en azúcares, que son absorbidos por el organismo”, explicó.
A algunas personas no les gusta la leche; para ellas hay derivados como el queso, la crema, el yogur y la mantequilla, “de modo que podemos ingerir lo que más convenga a nuestras condiciones de vida”, señala el especialista en un comunicado de la UNAM.
TABLA
Una opción para cada persona
– Para los niños:
Es ideal la leche entera, pues tiene 30% de grasa y la misma proporción de proteína; la deben consumir principalmente los infantes debido a las necesidades de energía que requiere su organismo.
– Para los adultos:
* Deben reducir el consumo de grasa, así que es recomendable la semidescremada (14 a 16% de grasa) o totalmente descremada (light), que tienen el mismo componente de azúcar y proteína, pero no de grasa.
* También están las leches deslactosadas y su versión light, con lo que se controla el problema de la intolerancia a la lactosa y el consumo de grasa.
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