Funcionarios de la administración supusieron que el presidente tenía en cuenta el proyecto de una nueva Embajada cuya construcción, según había afirmado en un principio el secretario de Estado Rex Tillerson, tardaría por lo menos unos tres años.
En las semanas posteriores, según el periódico, el Departamento de Estado se decantó por un plan más modesto que prevé la transformación del edificio consular ya disponible en Arnona, en Jerusalén Oeste. De esta manera sería posible abaratar el traslado y asegurar que el embajador David Friedman y sus empleados se muden al nuevo local el próximo año.
Las fechas de la mudanza generaron tensiones entre Tillerson y la Casa Blanca, escribe The New York Times. Friedman, quien había trabajado como abogado para Trump, presionó para que sea este año, y el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, quien supervisa la iniciativa de paz del presidente en Oriente Próximo, lo respaldó.
Durante una reunión del jueves, Tillerson pidió a Trump más tiempo para mejorar la seguridad del edificio, y el presidente se puso de acuerdo.
El secretario de Estado adjunto para diplomacia pública y asuntos públicos, Steven Goldstein, dijo que el traslado "se hará al ritmo de la seguridad, no al ritmo de la política".
El presidente de EEUU, Donald Trump, anunció a principios de diciembre la decisión de reconocer Jerusalén como capital de Israel y reubicar allí la Embajada estadounidense.
El Congreso de EEUU había aprobado el traslado de la Embajada de Tel Aviv a Jerusalén en 1995, pero desde entonces la Casa Blanca fue decretando prórrogas de dicha ley por tratarse de un tema extremadamente sensible para el mundo árabe y los adeptos del islam.
La decisión de Trump fue condenada por la mayoría de los países musulmanes, donde se celebraron manifestaciones de protesta, y generó críticas de otros Estados e instituciones internacionales preocupadas por las perspectiva de paz en Oriente Medio.
La Asamblea General de la ONU aprobó por amplia mayoría una resolución que declaró nula la decisión estadounidense de reconocer la capitalidad de Jerusalén y exhortó a todos los países a que se abstengan de establecer misiones diplomáticas en esta ciudad.
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