Cree que lo ocurrido en Washington fue un intento fallido que utilizó el poder de los medios para decir mentiras sobre nuestro país con la intención de ganar voluntades en América Latina en favor de la derrotada propuesta.
Bilbao fue uno de los invitados internacionales del Congreso de la Patria, capítulo Comunicadores; “un escenario sin precedentes que rompe con el paradigma del periodista que cree en la independencia del medio y en lugar de eso produce medios alternativos”.
En entrevista con Últimas Noticias en su paso por Venezuela, reflexiona sobre el escenario que se abre tras la decisión y advierte que “la moneda está en el aire y hay que esperar que caiga”.
¿Qué tal la experiencia con los comunicadores?
Es un hecho extraordinario reunir a más de cuatro mil periodistas para generar acciones comunicacionales de gran impacto sobre miles de personas. Venezuela está bajo un alud de mentiras y de ocultamientos que impiden a la sociedad latinoamericana saber lo que pretende EEUU. Muchas personas informadas se confunden. Igual que la proclama en rechazo a la violencia, de defensa de la soberanía y de ratificación del socialismo. Eso va a tener una repercusión internacional enorme por mucho que la prensa comercial lo oculte.
¿Qué importancia tiene esa proclama para vencer esas intenciones?
La ratificación de que Venezuela no está sola, de que cuenta con el apoyo de medios de significación en distintas partes del mundo. La prensa comercial va a callar el congreso, pero esto va a producir una corriente eléctrica entre los periodistas alternativos y alineados con el cambio social en el mundo latinoamericano y en otras zonas de Europa, Medio Oriente y el Extremo Oriente. Es una tarea que no se puede endilgar a los medios comerciales, es una misión nuestra. Está por verse si lo haremos en la misma medida en que Venezuela lo exige.
¿Cómo vio el comportamiento de los medios frente al debate de la OEA sobre nuestro país?
Lo de la OEA fue un intento de ahondar en esa perspectiva de mentiras pero falló. A la campaña que se montó en torno a la decisión de EEUU de hacerle decir a (Luis) Almagro que había que aplicar la Carta Democrática se plegó buena parte de los medios de América Latina. Algunos mintieron; otros fueron un poco más prudentes y sensatos y dijeron que había quedado en suspenso. El segundo día tuvieron que admitir los unos y los otros que la votación no se había realizado.
¿Y a eso qué lectura le da?
Fue un fiasco de una magnitud difícil de medir, tanto para Almagro, que no tiene ninguna importancia, como para el Departamento de Estado, que planeó la decisión y la estrategia. Ha sido una derrota muy grande del Departamento de Estado en un momento en que cualquiera hubiera dicho que con el apoyo de otros países de AL podía infligir una derrota contra Venezuela. Todo lo contrario. Esto es muy indicativo del momento en que estamos y del período que podría abrirse de ahora en adelante.
De lo que ha visto en Venezuela, ¿hay algún mensaje que enviar al resto del mundo?
Debemos desdramatizar el problema mediático; quitarle a la sociedad, a los propios periodistas y la intelectualidad, la idea de que lo que pasa en Venezuela y el mundo tiene como centro la campaña mediática. Los medios de la burguesía y el capital cumplen su función. Uno los puede criticar pero no por defender el sistema que esta derrumbándose en el mundo y que está cambiándose en Venezuela. No podemos pedirle a la prensa comercial lo que debe hacer la prensa anticapitalista. El problema es la capacidad que tengamos o no para contraponernos a esa política.
Todavía ruedan intermitentes noticias sobre la fulana Carta. ¿Eso se está discutiendo?
No tengo duda de que Estados Unidos va a insistir. Está en su necesidad más prioritaria. Que logre algo o no depende de factores que hoy no pueden ser previstos. Como se dice, la moneda está en el aire y hay que esperar que caiga.
¿Y de qué depende?
De las relaciones de fuerza y la capacidad de conciencia, organización y de acción de los pueblos. En Argentina estamos muy mal en esos tres niveles y en Brasil, aunque también lo estamos, hay una corriente subterránea que pugna por la defensa de los intereses de la mayoría. Comprender por qué ocurren estas cosas es un terreno muy fértil para que la labor de los revolucionarios pueda rendir los frutos positivos y cambie a nuestro favor de manera drástica las relaciones de fuerza en nuestro escenario.
Un argentino bolivariano
El escritor y periodista Luis Bilbao, nacido en Buenos Aires, es militante de la revolución bolivariana. Acompañó al presidente Hugo Chávez a giras nacionales e internacionales. Es fundador y director de la revista “América XXI” y autor de 17 obras sobre política internacional, economía, periodismo e integración, entre otros méritos que lo convocan a exponer en diversos foros del mundo. Es miembro de la Escuela Superior de Formación del Psuv y columnista del diario venezolano Correo del Orinoco. Su blog www.luisbilbao.com.ar lo describe de corriente marxista. Al opinar sobre la votación de Argentina en el seno de la OEA, que sumó a la victoria de Venezuela en que no se aplicara la Carta Democrática, no se confía y dice que el presidente Macri jamás seduciría ni haría creer que apoya al gobierno de Nicolás Maduro, lo cual es distinto a plantarse frontalmente a enfrentar a la revolución bolivariana. “Eso le significaría un problema de magnitud interna que no puede manejar”, advierte. Insiste en los nexos del Presidente argentino con el fascismo latinoamericano, pero señala que “hoy en América Latina no es fascista quien quiere sino quien puede”.
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