“El Estado Islámico libra una `guerra de partisanos` en Europa“

  04 Julio 2016    Leído: 487
“El Estado Islámico libra una `guerra de partisanos` en Europa“
Philippe Joseph Salazar, filósofo francés autor de `Palabras Armadas`.
Para tratar de comprender sus motivos, el filósofo francés Philippe Joseph Salazar lleva años dedicando horas y horas diarias a seguir la propaganda del Estado Islámico (IS según sus siglas en inglés), al que él prefiere referirse como Califato. Su libro, `Palabras Armadas`, ve ahora la luz en España, tras ser traducido al italiano, alemán y próximamente inglés. El profesor, discípulo de Roland Barthes, espera que Occidente lleve una acción coherente en la lucha contra el IS y que la población "despierte de la ilusión" de que una nueva guerra no es posible. Según Salazar, ya ha empezado.
En los últimos atentados vemos que el Califato no cuenta únicamente con soldados formados allí, también seguidores o, lo que ellos llaman `combatientes`, que responden a una llamada y tienen capacidad de hacer mucho daño.
En Oriente Medio están reculando, mantienen el terreno pero las tropas estadounidenses y rusas están ejerciendo mucha presión, así que empiezan a desplegarse en una guerra de partisanos con células por toda Europa. Las agencias de inteligencia hablan de 7.000 personas que han pasado a través de Turquía y en barcos de refugiados, con Kosovo y Bosnia convertidos en centros muy importante de reagrupación y dispersión. Vemos que hay redes, como si se tratara de redes de resistencia durante la ocupación alemana, donde no se conocen entre sí pero se organizan. Ya no esperan una orden central para atacar, lo hacen cuando pueden. Me sorprende esta lógica explicativa de esperar la reivindicación del IS para asumir que es un acto terrorista. Parece que no nos damos cuenta de que es una guerra ideológica y en el momento en que un convertido al islam radical decide seguir al Califato no necesita esperar una orden.
Sí hay una sensación de que los políticos intentan meter cierto miedo.
¿Cree que estaríamos en este café hablando si lo tuviéramos? En una auténtica guerra, como repite constantemente el primer ministro [Manuel Valls], la gente no sale de casa. La gente no tiene miedo. Si nos diéramos cuenta del peligro que nos rodea y que está entre nosotros tendríamos miedo, y deberíamos, sería un miedo constructivo. A mí me asusta cuando un vecino dice que el terrorista era "un tipo simpático". Esto quiere decir que somos incapaces de leer señales. Un vecino de repente lleva una práctica estricta del islam, deja de hablar a sus vecinos... Pero no, no, ya se sabe, "cada uno en su casa". Tras eliminar el nazismo en 1945 pensamos que la guerra no es posible, que el mal no puede volver y eso es una ilusión. Creemos que la guerra de partisanos que está teniendo lugar entre nosotros no es una guerra. Sí lo es.
¿Qué cree que haríamos si tuviéramos miedo?
Haríamos menos huelgas, nos daríamos cuenta de que la vida común está en peligro y la gente se comprometería. En este momento hay una guerra social en Francia, un sector económico contra otro. Es difícil explicar cómo pasa esto en un momento en el que hay asesinatos políticos en Francia, donde se desarticulan atentados a menudo de los que no se hablan para no asustarnos. En Francia hay una guerra interna contra el Islam. El yihadismo nos enfrenta de nuevo a un regreso a la violencia como motor de la Historia y una política donde de nuevo, después de 1945, un punto de vista que se impone sobre otro. La Historia y la política son violentas, si fuéramos buenos y virtuosos no la necesitaríamos.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de la forma de operar en estos últimos ataques?
No me ha sorprendido, es una técnica de guerrillas. Lo que dicen de los lobos solitarios yo no me lo creo en absoluto, hay toda una red detrás de toda esta gente, no son casos excepcionales. Esto lo dicen para tranquilizarnos. Hay que empezar por comprender que el musulmán que acepta el Califato como tal considera que gran parte de Europa es un territorio ocupado por nosotros, así que hacen la resistencia.
Volviendo a Francia, ¿cree que es necesario mantener el estado de emergencia como se ha hecho para tratar de controlar la amenaza terrorista?
¿A usted le parece que estemos en estado de emergencia? Es una situación que no cuenta ni con la autoridad del Estado ni con el reconocimiento de la población de que hay una emergencia. Mire las manifestaciones: la Policía podría proceder a detenciones sin razón, el Estado podría haber pedido al Ejército que interviniera en las manifestaciones en toda su legalidad, y no lo ha hecho. Esto no es verdaderamente un estado de emergencia, la ley dice una cosa pero la realidad otra. En un estado de guerra, las libertades civiles son abolidas inmediatamente y desde el punto de vista del trato a los sospechosos de terrorismo creo que deberíamos implantar medidas, no sé si sus lectores estarán de acuerdo, pero a la israelí: preventivas. Cuando sospechamos, detenemos; antes de que haya un ataque. Lo que digo es que, si hay un estado de peligro, ésta debería ser la lógica a seguir; pero el Estado francés no tiene lógica alguna. Dejamos que pase todo, decimos que el terrorismo es intolerable pero a los yihadistas los juzgamos en tribunales correcionales.
¿Cree en la desradicalización?
En absoluto, creo que es una invención para tranquilizar a la población. ¿A quién se desradicaliza? A chicas jóvenes o estudiantes de instituto. A los jóvenes de 25 años entrenados en la guerra no los desradicalizan. Si yo fuera un joven radicalizado lo primero que haría es no hablarlo con mis padres y lo segundo meterme en el Ejército. Ahora están reclutando entre 2.000 y 3.000 personas. Un día pasará algo en el Ejército y nos llevaremos las manos a la cabeza. Ya lo verá. No queremos ver que el problema ya está entre nosotros.

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