La financiación por el Gobierno británico de la llamada "oposición moderada" es otro motivo para preocuparse, dijo, porque a su juicio "eso significa avivar la guerra y aumentar los sufrimientos del pueblo sirio".
El tercer motivo para alarmarse consiste en "las consecuencias negativas de las sanciones para la gente que difícilmente puede obtener acceso a los fármacos y a los alimentos", indicó la baronesa.
A partir de marzo de 2011, Siria es escenario de un violento conflicto armado que ha causado más de 220.000 muertos según datos de la ONU.
La Unión Europea prorrogó la vigencia de las sanciones impuestas a Siria hasta el 1 de junio de 2018 e incluyó a tres ministros en la lista de los sancionados, que ahora son 240 personas físicas y 67 entidades jurídicas.
Se mantienen el embargo petrolero, las restricciones de inversiones, la congelación en la UE de los activos del Banco Central sirio, limitaciones para los suministros de los equipos y las tecnologías que pueden usarse con el fin de espiar e interceptar el tráfico de Internet y las conversaciones telefónicas.
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