Pero a la par de esta triste situación, crecieron las manifestaciones multitudinarias en repudio a lo largo y ancho de América Latina, particularmente en Uruguay, Argentina y Perú, dijo a Sputnik Lilián Celiberti, coordinadora del colectivo Cotidiano Mujer, con sede en Montevideo.
Según la especialista, "hay una presencia de jóvenes más activas" para generar conciencia. Ejemplos han sido el movimiento ‘Ni Una Menos', surgido en Argentina pero luego expandido a otros países, o las diversas marchas de alerta convocadas espontáneamente ante cada caso de feminicidio.
La opinión pública también se vio alertada sobre la normalización del acoso sexual en diversos ámbitos, como manifestaron millones de mujeres víctimas de este flagelo a través de la etiqueta #MeToo (en español, 'yo también').
"Ha sido un año singular en términos de ampliación de los derechos de las mujeres de la región", consideró Celiberti.
No obstante, las cifras siguen siendo aterradoras. En México, durante 2017, se multiplicaron los casos de violencia machista, de acuerdo con las organizaciones sociales nucleadas en el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio. Apenas en los primeros seis meses del año, 914 fueron asesinadas y más de 3.000 desaparecieron, la mayoría de entre 10 y 17 años. El país no es ajeno a lo que sucede en el resto de América Latina.
Las altas cifras que muestra la región provocaron que en noviembre la ONU hiciera un llamado urgente para poner fin a la situación. De los 25 países del mundo más críticos, 14 están en América Latina y el Caribe. Honduras tiene la tasa más alta, con 10 asesinatos cada 100.000 habitantes.
El camino para alcanzar el final de la violencia de género será arduo. De acuerdo con la agencia ONU Mujeres, un 30% de las latinoamericanas sufre de este fenómeno. Esta cifra, sumada a la cantidad de víctimas de feminicidios diaria, alcanza los criterios que la Organización Mundial de la Salud establece como epidemia.
Y aunque más mujeres acudan a las marchas para alzar su voz e intentar poner fin a este panorama, se ha dado también un crecimiento de "ciertos sectores antifeministas y conservadores, agrupados bajo la consigna de combatir la ideología de género", algo que consideran que "destruye la familia", indicó Celiberti.
Estos tipos de opiniones han cobrado una fuerza particular en Centroamérica, Brasil y Uruguay, remarcó la coordinadora de Cotidiano Mujer, y "configuran un horizonte de polarización" en torno a los derechos de las mujeres. Eso "deja la puerta abierta para algunos desafíos imperiosos en 2018".
Los derechos conquistados en distintos países —como la contemplación del aborto en casos particulares alcanzada en Chile y Bolivia— "están amenazados por retrocesos institucionales", asevera Celiberti.
En ese sentido, el gusto amargo que dejará 2017 para las mujeres es el indulto al expresidente peruano Alberto Fujimori, "que tira por la borda la condena [a 25 años de prisión, de los que cumplio solo 10] por crímenes de lesa humanidad, como las esterilizaciones forzadas llevadas a cabo durante su mandato [1990-2000]" a miles de campesinas.
"Es un insulto a las premisas de justicia que la sociedad reivindica", concluyó Celiberti.
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