En la reunión del comité ejecutivo del pasado viernes, un día después de las elecciones catalanas, Rajoy dio muestras evidentes de considerar inconveniente que su organización se regodeara en los malos resultados. La crisis en Cataluña sigue abierta, a la espera de la actuación de los independentistas, por lo que el Gobierno pretende estar centrado en la misma. Al tiempo, Rajoy quiere que su partido comience de inmediato la preparación de las elecciones municipales y autonómicas. La instrucción dada al partido en ese comité ejecutivo del viernes fue la de mirar hacia adelante. En concreto a mayo de 2019 cuando se celebrarán las elecciones municipales y autonómicas.
Los congresos regionales y provinciales ya se han celebrado, que es lo más complicado, por lo que desde comienzos del mes de enero deben dedicarse a preparar esos comicios y en la elección de los candidatos, afirman fuentes de la dirección del partido. En la cúpula del PP no esconden su inquietud por el comportamiento de su electorado habitual que, ahora, podría plantearse apoyar a Ciudadanos, llevado por la onda expansiva que pueda producir su victoria en las elecciones catalanas.
El pasado reciente no indica que esa situación de supremacía en Cataluña del partido de Rivera sobre el PP se haya replicado en el resto de España. En las elecciones autonómicas y municipales de 2015 la victoria del PP sobre Ciudadanos fue apabullante.
Pérdida de votos
Los dirigentes populares contrastan su implantación en todas las comunidades, así como su estructura y su representación autonómica y municipal. Y aunque es así, el partido también constata la pérdida paulatina de votos. Pese a que Ciudadanos no obtuvo entonces resultados que le permitieran gobernar en comunidades autónomas y Ayuntamientos, su concurrencia en aquellas elecciones de 2015 tuvo un efecto demoledor para el PP. “Nuestra gran pérdida se produjo en 2015 al perder las mayorías absolutas, nos quedamos sin muchos gobiernos en beneficio sobre todo del PSOE”, precisan dirigentes autonómicos.
Las alianzas de los socialistas con Podemos o las candidaturas de su influencia en el ámbito local, además de fuerzas nacionalistas, como fue en el caso de Baleares y la Comunidad Valenciana, dejaron al PP fuera de media docena de Gobiernos autónomos y muchos Ayuntamientos. Málaga es la única de las ciudades grandes con alcalde del PP.
La hipótesis de que Ciudadanos crezca en las elecciones de mayo de 2019 y sume fuerzas con el PP para desbancar a los gobiernos de izquierda no deja de ser, por ahora, un deseo. El PP, además, a lo que aspira es que en la suma, sean ellos los que tengan la titularidad de las presidencias y las alcaldías. “Puede ser que Ciudadanos nos quite concejales y perdamos representación pero siga gobernando la izquierda a no ser que también arrebate votos al PSOE y nos supere a los dos”, especula un dirigente regional, como expresión de los temores de su partido.
Para evitar el crecimiento o la influencia de Ciudadanos, la cúpula del PP quiere hacerse presente de inmediato en las ciudades y en las comunidades autónomas. “En Cataluña somos muy débiles pero no en el resto de España”, repiten en la cúpula del partido de Rajoy. /elpais
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