"Sin duda que hoy en día la presencia de personas del norte de Potosí responde ya a una estrategia particular de estos sectores en la época de Navidad", afirmó a Sputnik el experto en temas migratorios Alfonso Hinojosa.

En Bolivia, como en otras partes del mundo, las celebraciones navideñas hacen de diciembre un tiempo no solo de celebración sino también de compras.

Hinojosa recordó que esa migración campesina se remonta a los años 80, cuando el altiplano boliviano sufrió una aguda sequía que obligó a muchas familias a dejar sus comunidades.

"No hay que olvidar cómo empezó esta migración, que fue hacia principios de los ochenta (1982-1984) en respuesta a cambios climatológicos [el fenómeno de El Niño] que azotó zonas rurales del país y produjo así un ciclo migratorio que en el transcurso del tiempo asumió lógica propia", explicó el también docente de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz.

Los migrantes del norte de Potosí descubrieron en la ciudad de La Paz no solo un lugar de acogida sino también un espacio ideal para hacer negocios y obtener ganancias en época navideña.

Muy cerca de la Plaza Murillo, donde está el Palacio de Gobierno, se pueden ver a mujeres ancianas rodeadas de dos o tres niños sentadas en la vereda, muchas veces vendiendo dulces o limones a bajo precio.

Los niños potosinos se las ingenian para ganar dinero tocando el charango y bailando.

"Es su actividad laboral en estas fiestas", dijo a esta agencia la directora de la Defensoría Municipal de La Paz, Consuelo Torrez.

"Compatriotas del norte de Potosí llegan hasta este municipio por razones económicas, pero también para mostrar su cultura, con sus tejidos y su música", dijo la funcionaria, que destacó la gran afluencia de adultos mayores y niños campesinos.

Debido a la creciente migración del campo en estas fechas, el Gobierno municipal de La Paz puso en marcha un programa de solidaridad y ha creado albergues temporales que también se instalan en la época de invierno.

"Se trata de precautelar la integridad física, psicológica y sexual de los más pequeños y también evitar la trata y tráfico de personas", remarcó Torrez.

El albergue de la Defensoría Municipal de La Paz tiene capacidad para 63 familias, unas 160 personas; el resto debe buscar refugio por su cuenta.

Según Torrez, en 2016 cerca de 400 familias norte potosinas llegaron hasta esta ciudad y aún no se ha cuantificado las llegaron este año.

"En estos albergues pernoctan familias, abuelas con sus nietos en su mayoría", declaró la funcionaria al precisar que el municipio les ofrece desayuno y cena gratis además de asistencia médica y educación en materia de derechos de las mujeres y los niños.

Si bien muchas familias campesinas llegan a las ciudades en busca de caridad, en el caso de los migrantes potosinos se trata de una acción deliberada donde las mujeres ofrecen sus tejidos, maíz tostado y otros productos caseros, mientras los niños —vestidos con sus trajes típicos— le ponen el ritmo a la navidad con sus danzas tradicionales

Sputnik

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